Ángel Verdugo

Economía sin lágrimas

Ángel Verdugo

4 Feb, 2014

¿Sabe usted qué es una Constitución, y cuál es su papel en la vida de un país?

De entrada le digo que mañana, 5 de febrero, no se salvará usted —yo tampoco—, de la avalancha mediática que con motivo del aniversario de la promulgación de nuestra Constitución hace 97 años, tendrán a bien recetarnos.

Asimismo, desde ahora lo prevengo, a medida que se acerque el aniversario cien —en el año 2017—, los actos elogiosos y la propaganda inmisericorde serán la regla; otra vez, nadie podrá sustraerse de dichas ceremonias por lo que convendría, para ponerlas en su lugar y darle su justo valor a lo que en ellas se diga, empezar a enterarnos desde ahora acerca de lo que nadie nos ha enseñado con claridad y con la debida objetividad: qué es una Constitución, y cuál su papel en la vida de un país.

Hoy, el documento que fue promulgado hace casi cien años se ha convertido —a ciencia y paciencia de nuestra clase política—, en el obstáculo casi insalvable e imposible de remover, para crecer y alcanzar la modernidad.

Si nadie nos ha enseñado lo que es una Constitución y para qué sirve, difícilmente podremos entender y aceptar que la que hoy tenemos prácticamente de nada sirve, salvo para dificultar cuando no impedir, como dije, el crecimiento, la inversión, el desarrollo y el combate a la pobreza y la marginación de millones, y la creación de fuentes de empleo permanente de manera sencilla, rápida y a un menor costo.

Con miras a eliminar aquella ignorancia —desconocer qué es y para qué sirve una Constitución—, le recomiendo los tres libros cuyos títulos y autores le doy enseguida. Los dos primeros tratan, específicamente, de resolver aquellas dos preguntas, y el tercero, para conocer lo que fue nuestro siglo XX como el contexto en el que se promulga nuestra actual Constitución, y el engendro amorfo y dañino en el que la hemos convertido.

“¿Qué es una Constitución?”, de la autoría de Ferdinand Lasalle, y “La Constitución y el desarrollo económico de México” de Isaac M. Katz, le ayudarán a entender no sólo qué es una Constitución sino también por qué la nuestra es —en materia de crecimiento económico—, el gran obstáculo. El tercer libro, de lectura obligada para quien pretenda entender lo que hoy somos y por qué somos así, fue escrito por el doctor Macario Schettino: “Cien años de confusión: México en el siglo XX”.

Si usted los leyere, difícilmente lo dormirían con la palabrería hueca de los discursos que se pronunciarán mañana en el país. Entiendo que no correrá usted a la librería más cercana a buscar los tres títulos que le he dado; sin embargo, por favor se lo pido, en los días siguientes trate de comprarlos y leerlos a la brevedad.

De hacerlo, el próximo 5 de febrero lo encontrará a usted bien parapetado —y debidamente informado—; así, usted estará inmunizado frente al virus de la demagogia acerca de lo que fue y es nuestra actual Constitución: Un texto caduco el cual, desde su promulgación, fue algo imposible de concretar.

Ése es el mal de origen de nuestra Constitución; en vez de ser un texto que normara el trabajo legislativo para que las leyes resultantes fueren su reflejo fiel, siempre fue un documento ajeno a la realidad del país.

Si le parece, el jueves seguimos con el tema, pues aunque resulte difícil de aceptar, nuestra Constitución y sus absurdos, dan para más.

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