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CIUDAD DE MÉXICO.- Como todas las crisis, la de 2008 demostró algunas debilidades de la ciencia económica, tanto en aspectos teóricos como en temas aplicados. Hoy en día sabemos que sus repercusiones no son tan grandes como las de la Gran Depresión de 1929, pero sí tiene una influencia importante, la cual seguramente será estudiada en los libros de texto de Economía del futuro.
Una de las consecuencias particulares de esta última crisis, parecida a la de 1929, es que el análisis de los ciclos económicos resurgió con fuerza. Vale la pena recordar que el estudio de los ciclos económicos había cedido su primacía dentro de la macroeconomía a temas del “largo plazo” como son el comercio internacional y el crecimiento económico.
Tal vez por esa razón, los ciclos económicos han sido poco analizados en el caso mexicano y aún menor ha sido el análisis enfocado a regiones subnacionales. En cambio, es más común encontrar trabajos cuya unidad de análisis sean las regiones de un país y que se enfoquen en temas como el análisis del crecimiento económico, convergencia-divergencia de las distintas regiones, distribución del ingreso, organización industrial y mercados de trabajo.
Esta falta de trabajos sobre el ciclo económico en las regiones de México ha comenzado a ser subsanada por algunos economistas como Ernesto Acevedo, Oscar Erquizio, Eduardo Loria, Gabriela Cuadra en 2008, y Pablo Mejía. Más recientemente, en 2012, Pearson Educación y la Universidad de Sonora editaron el libro titulado “Fluctuaciones económicas en las entidades federativas de la frontera norte de México” de Mario Alberto Mendoza Sánchez.
La idea básica de las fluctuaciones económicas, es que en las actividades comerciales e industriales ocurren ciclos de ascenso y descenso de la actividad ya sean simultáneos o de forma asimétrica. Se trata de ciclos que si bien son recurrentes, no tienen una periodicidad definida. Un tipo de estas fluctuaciones cíclicas es el que da lugar a las crisis, el cuál es posible vincular a factores de ineficiencia en el funcionamiento de los mercados.
Ahora, el análisis de las fluctuaciones económicas desde el marco de la economía regional, permite vincular directamente las variables usualmente utilizadas a espacios geográficos específicos de menor tamaño que una economía nacional, a la par de relacionarlas al comportamiento del agregado nacional. Esto permite responder preguntas como ¿qué tanto del empleo en la frontera norte de México se explica por las fluctuaciones del empleo nacional? ¿Qué impactos tuvieron las fases recesivas del ciclo económico sobre la región en términos de empleo?
Partiendo de esas preguntas, el libro presenta una breve pero puntual revisión del estado y evolución de la literatura internacional y nacional respecto al tema de las fluctuaciones económicas. Posteriormente, en el libro se identifican los ciclos en la región mediante técnicas de descomposición de series de tiempo. Una vez definidos los ciclos económicos, se construye un modelo econométrico con el cual se estima la relación entre la dinámica de la economía de la región con la economía nacional
Los dos principales aportes del libro son los siguientes. Por un lado, el libro detecta regularidades empíricas de la región exportadora más importante de México y de Latinoamérica, como es que la región recibe con mayor intensidad los choques internacionales con respecto al resto de la economía.
El segundo gran aporte es que, además de contribuir a llenar un espacio vacío en la literatura económica, lo hace de forma didáctica teniendo el potencial de servir en la formación de economistas mexicanos y latinoamericanos, pues aborda específicamente el caso de una economía en desarrollo y no parte del análisis de una economía ya desarrollada.
*gl
