Adina Chelminsky

Aprendiz de brujo

Adina Chelminsky

7 Feb, 2014

Buscar un mentor… ser un mentor

Para Marcus Dantus @mdantus, conocedor, como pocos, de la jungla del emprendimiento.

Los emprendedores se vuelven como una gran familia. Más allá de la competencia que existe (por mercados, por grants, por reconocimiento) me parece que, más que en muchos aspectos del mundo de los negocios, los emprendedores “viejos” (sea en edad o en experiencia) siempre tienen la disposición de ayudar a los emprendedores nuevos.

Es un poco como una señal de honor: “Estuve yo donde tú estás (empezando un negocio), alguien me ayudó a dar los primeros pasos por lo que ahora que estoy “aquí” (con cierto éxito o experiencia) es mi compromiso ayudar a los otros.”

¿Qué es un mentor/ qué no es un mentor? Un mentor es un consejero que tiene experiencia en uno o varios aspectos de la vida y que quiere compartir su experiencia o guía con otros (aprendices) de una manera estructurada y constante.

No es un socio del negocio (no necesariamente invierte dinero), no es un proveedor pagado de servicios (como tu contador) y su trabajo, generalmente, es voluntario.

No son tu papá o tu mamá o tu amigo para llorarles en caso de que algo salga mal, no son tu sicoanalista para oír rollos existenciales (te van a asesorar en temas específicos del negocio) y no asumen ni el mérito en caso de tu éxito, ni la responsabilidad en caso del fracaso.

Digamos que son guías profesionales en uno o varios aspectos del negocio o formación profesional que están dispuestos a caminar a tu lado durante un tiempo.

En el mundo del emprendimiento existen los mentores formales y los informales. Los primeros son aquellos programas, instituciones o empresas (como incubadoras o aceleradoras) a las que acceden ciertos emprendedores y que cuentan con programas estructurados y expertos en distintas áreas para orientar a los nuevos negocios.

Los segundos son empresarios que vas encontrando en el proceso de emprendimiento y que, por gusto o por convicción, juegan este papel para pequeños empresarios.

Un mentor puede ser un aliado invaluable en el proceso de crear y criar un negocio. Pero para que la relación sea exitosa debes tomar en cuenta algunos consejos.

Lo primero, y más importante, puede no haber dinero involucrado, pero tiene que existir una estructura. Ambas partes (el mentor y el aprendiz) deben tener muy claras las “reglas de la relación”. En las mentorías formales esto está preestablecido, pero en las informales hay que definirlo. ¿Cada cuánto se van a comunicar? ¿Por qué vía? ¿En qué temas van a estar centradas las mentorías? ¿El aprendiz va a tener algún tipo de tarea entre las sesiones?

Esta estructura debe, de manera ideal, estar por escrito para que ambas partes estén conscientes del arreglo.

El segundo punto, que puede sonar un poco obvio es que las mentorías sólo sirven si se siguen. Tristemente vivimos en un mundo en donde lo gratis es menospreciado. Si no me cobran puedo cancelar las citas… o no hacer la tarea…  o no escuchar el consejo. Este es el tendón de Aquiles de este tipo de asesorías. El tomarlo así es una pérdida de tiempo y una falta de respeto al mentor. Si estás convencido que quieres entrar en un proceso de mentoría y sabes haber encontrado al mentor adecuado, lo debes de tomar con seriedad y con dedicación y cumplir con los objetivos y/o actividades planteadas. Obviamente una mentoría no está firmada con sangre como si fuera un pacto con el diablo: si empiezas tienes que seguir hasta el fin del mundo. Si en el proceso de mentoría algo no te gusta y quieres abandonarlo, lo mejor es hablar con tu mentor y terminar de manera seria y formal el proceso.

Por último, el ser aprendiz te condiciona a una “deuda moral”. El haber sido aprendiz implica que, en un futuro, cuando tú seas un empresario exitoso y con experiencia será tu turno para empezar a mentorar a un joven empresario.

adinachel@gmail.com
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