Ángel Verdugo

Economía sin lágrimas

Ángel Verdugo

11 Feb, 2014

¿Qué hacer ante lo que vemos desde hace meses? ¿Callar como siempre?

Algo se está gestando por debajo de la superficie; si bien en no pocas ocasiones se nos dice —con un lenguaje poco claro— que todo marcha a las mil maravillas, ¿es posible seguir maquillando lo que con mayor frecuencia se asoma y muestra una dureza pocas veces vista en años?

Si bien las cifras dadas a conocer —desde hace meses— por el Banco de México y el INEGI (dos instituciones cuyo trabajo es inobjetable, y nadie puede señalar a quienes las encabezan de sesgo partidista alguno) son material para los especialistas, la población que poco sabe de su interpretación para extraer las conclusiones obligadas, ha empezado a manifestarse respecto a lo que ocurre.

Los consumidores y los agentes económicos por igual, han respondido con objetividad a preguntas que buscan, con sus respuestas, avisarnos de lo que podría estallar mañana si continuáremos como a la fecha, sin hacer algo efectivo.

¿Cuánto más aguantaríamos, si continuáremos a la espera de un hipotético cambio de tendencia, que parece más milagro guadalupano que alternativa económica real? ¿Alcanzarían los escasos recursos con que contamos y contaremos, para sufragar las demandas de millones que cada vez se muestran más desesperados e incrédulos ante las promesas que se les han hecho?

¿Cuál sería nuestra conducta si los recursos escasearen más que hoy, y no pudiéremos satisfacer las expectativas crecientes de los que hoy esperan todo del gobierno, más que ayer? ¿Más deuda sería la solución?

¿Cuándo nos hablarían con la verdad acerca de la situación que enfrentamos, si decidieren que eso es lo que procede? ¿Al conocer las cifras del crecimiento del PIB para el primer trimestre de este año? Si dicho indicador registrare un crecimiento del orden de 2.5%, ¿procederíamos a ajustar a la baja el casi hoy mítico 3.9%? ¿Y también programas cuya viabilidad presupuestal habría desaparecido?

Es más, ¿para dar a la población “noticias realistas”, hay oportunidades óptimas? La gobernación, particularmente en coyunturas como la que hoy enfrentamos, está llena de “malas noticias”; de noticias impopulares y dolorosas las cuales, como enseña la experiencia, son tarea obligada para el gobernante responsable.

El tiempo se agota, como lo han comprobado gobernantes en prácticamente todos los países desde 2008, cuando se está a la espera de un milagro, y dura una eternidad cuando el gobernante debe dar todos los días “malas noticias”. Ante este panorama, es obligado preguntar ¿podemos alcanzar resultados diferentes, si hacemos lo mismo con las mismas personas cuya visión de las cosas no se ha movido un milímetro?

¿Qué piensa usted entonces, ante lo que hoy enfrentamos, que deberían hacer el gobernante y sus funcionarios y por supuesto, también nosotros? ¿Acaso es positivo para el país, que unos y otros sigamos haciendo lo mismo que ayer y de la misma forma, sólo para obtener más de lo mismo? ¿Esto es viable?

¿Tiene usted una respuesta, además de la que ya han registrado desde septiembre los documentos, que mes a mes dan a conocer el Banco de México y el INEGI?

Si la tuviere, ¿por qué no empezar a decirla en los ámbitos en los cual nos desenvolvemos? ¿Por qué no atrevernos a decir nuestra verdad e ir contra la corriente, así fuere una sola ocasión?

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