Ángel Verdugo

Economía sin lágrimas

Ángel Verdugo

25 Feb, 2014

Y cuando lo capturaron, nuestro negro futuro económico todavía seguía ahí

La captura de Joaquín Guzmán ha ocupado prácticamente todos los espacios mediáticos, y los ocupará todavía por algunos días. Las opiniones acerca de la operación de captura, brotaron incontenibles; los sesudos análisis de quienes jamás se habían ocupado del tema, muestran una equivocada priorización de los problemas reales que nos impiden crecer, atraer inversión y crear fuentes de empleo permanente.

En una semana o dos, si no es que antes, la euforia —real o inducida— cederá a la terca realidad; las imágenes que dieron la vuelta al mundo —dirían los cursis—, se perderán en el olvido y aquella terca señora que desde hace decenios no deja de recordarnos que tenemos pendientes que liquidar, volverá a estar insiste e insiste en que las cosas no van bien.

Le pido entonces, con miras a tratar de soportar debidamente lo que arriba afirmo, que dejemos aquella captura de lado y nos concentremos en lo trascendente; analicemos los temas y problemas que jamás deberíamos relegar, pues en tanto no sean enfrentados decidida y correctamente y resueltos, rebasan en impacto e importancia a capturas como la que hoy satura los espacios mediáticos.

Para demostrar lo absurdo e inútil de lo que vemos desde el sábado, comentemos un tema de la mayor importancia para el país entero y los mexicanos todos: El crecimiento del producto interno bruto (PIB) y sus consecuencias inmediatas.

Le pido que analice con detenimiento las dos cuartetas de cifras que le doy a continuación; esta es la primera: 4.8, 4.4, 3.1 y 3.3 y la segunda, 0.6, 1.6, 1.4 y 0.7. Las ocho corresponden al porcentaje de crecimiento del PIB de la economía mexicana durante 2012 y 2013 (ocho trimestres) medido con respecto al mismo trimestre del año anterior.

Le doy ahora los porcentajes de crecimiento del PIB para esos mismos años (dos cuartetas) con respecto al trimestre anterior; es decir, cifras desestacionalizadas: 0.64, 1.62, 0.05 y 0.92; y 0.21, -0.69, 0.95 y 0.18.

Las cuartetas primeras nos dicen que la economía mexicana creció durante 2012, 3.9%, y en 2013 un muy mediocre 1.1.

La primera consecuencia de las cifras tomadas del boletín de prensa 95/14 de INEGI —dado a conocer este viernes 21 de febrero—, es la obligada reducción del pronóstico de 3.9%. La caída constante del crecimiento del PIB —del primer trimestre de 2012 al cuarto del 2013—, nos obliga a ser realistas y actuar en consecuencia.

¿Reduciremos entonces 3.9% a 3.0 que planteó el Fondo Monetario Internacional (FMI), o a un porcentaje menor? ¿O preferiremos seguir jugándo a la ilusión de que aún es posible alcanzar aquel 3.9%?

Imaginemos ahora este escenario; durante el primer trimestre de 2014 crecemos 1.5% y el segundo, solo 2.5 (base anual en ambos casos). Para lograr 3.9% pronosticado para 2014, la economía mexicana debería crecer entonces los dos trimestres siguientes 5.8% en cada uno lo cual, dígase lo que se diga, es imposible concretar.

Ante este triste panorama, que muy posiblemente se va a concretar para los dos primeros trimestres, ¿qué pronóstico reemplazará a 3.9% y qué partidas presupuestales recortará Hacienda? ¿O recurrirá, como algunos piensan, a más deuda?

¿Ve usted por qué digo que las cifras del PIB son más importantes que aquella captura?

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