Manuel Somoza

Inversión inteligente

Manuel Somoza

27 Feb, 2014

Inversión extranjera directa (IED), el mejor flujo para México

La semana pasada, se dio a conocer que México recibió 32 mil 500 millones de dólares de inversión extranjera directa (IED). Sólo para recordar al lector, hay dos tipos de inversión que recibe nuestro país: una es la inversión de portafolios, misma que es aquella que viene a buscar rendimientos mejores que los que se ofrecen en las economías desarrolladas.

El mejor ejemplo es cuando un fondo de inversión, extranjero, trae a México sus dólares, los vende y recibe pesos; con esos pesos compra bonos emitidos por nuestro gobierno.

La otra es la inversión extranjera directa, y es la que traen los consorcios internacionales que vienen a construir fábricas o plantas; muestra de esta inversión es cuando la fábrica de autos Audi se establece en Puebla trayendo a nuestro país sus euros, los vende y con esos pesos compra el terreno para construir su planta.

La gran diferencia entre estos dos tipos de inversión es que la de portafolios se puede retirar en cualquier momento; y la inversión extranjera directa (IED) es la que llegó para quedarse.

Los 32.5 mil millones de dólares que recibimos el año pasado son magníficos, pero incluyen una partida extraordinaria de 13 mil millones, la que fue el producto de la venta del 50% de Grupo Modelo al Grupo InBev.

En un análisis más detallado, se ve cómo México no ha captado tanta inversión extranjera directa como debería.

Antes de la firma del Tratado de Libre Comercio, recibíamos por concepto de inversión extranjera directa, más o menos 1% del PIB (Producto Interno Bruto); a partir de la firma se suponía que esta inversión creciera hasta 4% del PIB, lo cual no sucedió.

Veamos algunas tendencias: de 2001 a 2008 (justo antes de la crisis) recibimos en promedio 25 mil millones de dólares anuales que representaron —también en promedio— 2.95% del PIB, después de la crisis de 2009 a 2013 la cifra promedio anual cayó a 19 mil millones, equivalente en promedio a 2.2% del PIB.

¿Por qué no logramos alcanzar nuestro potencial de 4%? La razón es que mantuvimos cerradas, a la inversión extranjera, áreas de la economía  que son grandes imanes para este tipo de inversiones: la industria energética (generación de petróleo, gas, electricidad y todo lo que lo rodea) y, asimismo, se mantuvo parcialmente cerrada la industria de telecomunicaciones.

Si las reformas actuales las hubiéramos realizado hace quince años, habríamos alcanzado fácilmente 4% del PIB; por lo que ahora estaríamos recibiendo entre 40 y 50 mil millones de dólares anuales.

La conclusión es fácil, tenemos que recuperar el tiempo perdido y además hacernos más competitivos.

Parece que las cosas se están alineando para que podamos progresar más rápido; todos tenemos algo que aportar.

Algo que resultará fundamental es incrementar la lucha en contra del crimen y la inseguridad. Dicho factor, difícil de medir, es un lastre para el progreso y bienestar de los mexicanos.

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