Adina Chelminsky

Aprendiz de brujo

Adina Chelminsky

7 Mar, 2014

La pared de ladrillo

Dicen los corredores que en toda carrera larga (un maratón por ejemplo) hay un momento, alrededor del kilómetro 30, en que “ya no puedes más”. Es como si te estrellaras contra una pared de ladrillo. De pronto los músculos te empiezan a doler, empiezas a bajar el paso, pierdes coordinación… y empiezas a dudar si vas a poder llegar a la meta.

No tiene que ver con falta de motivación o de preparación. No importa si es la primera vez o la enésima vez que corres esa distancia (medicamente, es una reacción física del cuerpo ante la falta de glicógeno).

Lo mismo pasa a los emprendedores, que de cierta manera están en medio de una larga carrera hacia el éxito.

Empiezas un nuevo proyecto repleto de adrenalina y emoción, (suficiente para hacer que los problemas y retos iniciales parezcan poca cosa), pero conforme vas corriendo y tus reservas de energía, emoción y capacidad emocional empiezan a bajar, alrededor de los dos o tres años después de haber iniciado te empiezan a doler partes del negocio, empiezas a bajar la velocidad y pierdes coordinación… te empiezas a cuestionar seriamente si todo el trabajo vale la pena.

No importan los éxitos que haz alcanzado, los kilómetros que has corrido: el futuro se te hace inalcanzable.

¿Qué hacer, cómo evitar llegar a este punto?

Que quede claro, muchas veces el enfrentar este momento es inevitable. No tiene que ver con qué tan bien estés preparado (aún cuando la anticipación y preparación es importante).

Lo importante no es evitar este momento, sino saber cómo reaccionar en caso de que se llegue a presentar.

Primero que nada, ponle un  nombre. Si te sientes o ves a tu negocio o tu equipo letárgico y desmotivado o pasando por un momento crítico no lo minimices con un no es importante o se resolverá solo. Entiende qué es lo que está pasando y trata de tomar cartas en el asunto lo antes posible.

Si se presentan problemas que en otros momentos serían sencillos de resolver, pero que ahora parecen en chino, si las mismas propuestas a clientes que antes eran aceptadas en tiempo récord ahora toman eternidades en concretarse o si los procesos empiezan a ser mucho más problemáticos mantén el diálogo con todos los involucrados, sean tus empleados, tus clientes, tus proveedores y tú mismo.

Después, estírate. Si así como un buen estiramiento físico hace maravillas para el dolor, un buen estiramiento en el negocio también. Toma cada parte o área de la empresa y analiza de nuevo los procedimientos que se siguen (aun cuando sean los que se han seguido “toda la vida” y trata de aflojar los nudos que se están dando,  sean relaciones interpersonales, problemas tecnológicos o necesidades de cambio en el producto o servicio que brindas).

Si necesitas acudir a ayuda externa, hazlo.

Tercero, no sueñes despierto. Lo peor que pueden hacer los corredores en el momento de estrellarse contra la pared es pensar en el futuro, o en la meta.

El dolor y el problema lo tienes ahora y pensar en el kilómetro 42 (que puede estar a 12 de distancia) muchas veces sólo genera angustia.

Piensa en el kilómetro actual, en los problemas presentes y ve resolviendo uno por uno sin importar qué es lo que va a pasar en el futuro lejano.

El largo plazo, después de todo, está formado de la suma de los cortos plazos: si superas un corto plazo problemático el resto se resolverá poco a poco.

También dicen los corredores que una vez que superas esa pared de ladrillos te renace la energía, retomas el foco y tus piernas cobran nueva fuerza… y sientes que puedes correr para siempre.

 

adinachel@gmail.com
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