Pedro Alonso

Consejería

Pedro Alonso

18 Mar, 2014

Se gana poco y se pierde mucho, creo

Pues sí, como suele suceder, una vez superado el evento se evidencia como anticlimático. Me refiero al referéndum de Crimea en lo que los votantes decidieron por amplia mayoría reunificarse a Rusia, como parte de la Federación Rusa. Sí, porque específicamente esa era una de las dos preguntas, que sólo podían responderse de manera afirmativa. La otra era si se estaba de acuerdo en restablecer la Constitución de 1992, en la que se constituía a Crimea como parte de Ucrania.

Así, los mercados subieron en todos lados (aquí no porque no fue día hábil), el oro bajó, igual que el petróleo. Hasta el cobre subió; poco, pero subió. Es decir, conocido el resultado, al menos en el muy corto plazo, los mercados dicen que tienen otras cosas en qué pensar.

En la Consejería de ayer escribí que el resultado del referéndum no significaba que el conflicto de Crimea se resolvería —de una forma u otra—; simplemente es una etapa más y es claro que así será, pero por lo pronto los mercados saben a qué atenerse; no hay duda sobre lo que los habitantes de Crimea quieren: la falta de reconocimiento internacional para el resultado, las sanciones que se han impuesto de varios países para Rusia y las debilidades de este país.

De los elementos que menciono —seguramente hay más—, el asunto de las sanciones, desde mi punto de vista, no es más que un tema de negociación, pues refieren —por parte de Estados Unidos— a congelación de activos de personas específicas y prohibición de visados, lo que claramente son temas menores. 

Creo que lo realmente importante es que el conflicto que se ha planteado tiene que ver con las debilidades de Rusia —y de Vladimir Putin— y no tanto con la situación de Crimea en su carácter de ubicación estratégica; menos aún con los argumentos nacionalistas alrededor de esta cuestión. Me parece que Putin está recurriendo a algo como lo que hizo la dictadura argentina a principios de los años 80 del siglo pasado, cuando decidió armar la invasión a las Islas Malvinas.

Me refiero a que ante una situación interna complicada, se busca un “señuelo” en el exterior para desviar la atención de la sociedad hacia algo que pueda parecer un acontecimiento unificador de las voluntades locales, con un rasgo nacionalista. Si esto fuera así, el riesgo que corre Putin es que las cosas no salgan como esperaba y pierda credibilidad y apoyo interno, ante la presión de los actores internacionales, y, además, esto haga evidentes sus debilidades.

Como veo las cosas, Rusia gana poco con el resultado del referéndum en Crimea y pierde mucho en relación con su posición global. Se hizo de varios “enemigos” al mismo tiempo: la Unión Europea, Estados Unidos, la ONU. No reconocen el resultado del referéndum. Es el caso del presidente Maduro, de Venezuela: “… todos son malos, menos yo”. Por tanto, para que las cosas salgan a favor de Rusia o de Putin, en todo caso, todos los demás tienen que estar en el lado equivocado de las cosas. Cosa que, creo, es difícil.

El resultado del referéndum, si usted, amigo lector, comparte el razonamiento que propongo, no es una victoria rusa; más bien es una forma de evidenciar sus debilidades. El riesgo con esto es que la solución del conflicto se aleje de lo político o lo económico y se acerque a lo violento y bélico. Espero que esto no ocurra, por bien de todos, pero lo anoto porque es una posibilidad.

De tal suerte que aunque los mercados ayer hayan tenido una reacción positiva, no daría por terminado el evento “ucraniano”. Lo que también pienso es que, rápidamente, en la operación de corto plazo, se volteará a ver a la Fed, que esta semana tiene reunión de política monetaria. Creo que en el concierto global de los mercados este tema es más importante que lo que pase con Rusia y Ucrania, aunque esto haya captado la atención en las semanas recientes.

La idea que he compartido con usted, respecto del S&P 500, y, por extensión, de mercados distintos al estadunidense, sigue siendo vigente para mí. Aún espero un tramo de baja aunque ayer —y quizás hoy— se haya tenido una reacción positiva. En todo caso, yo la aprovecharía para vender mejor, hacerme de liquidez y esperar por mejores precios. No hay prisa ni más información. Suerte.

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