Jesús Alberto Cano

Colegio Nacional de Economistas

Jesús Alberto Cano

26 May, 2014

Dos ciclos económicos –uno de gran crecimiento y otro de estancamiento– que obligan a idear respuestas

Sesudos análisis reportados recientemente sobre la evolución de la economía de México, en el contexto del mundo occidental del que formamos parte, evidencian que estamos viviendo la clara existencia de dos largos ciclos económicos, en los que los países se han visto obligados a adecuar sus políticas y acciones de gobierno y sociedad para propiciar las mejores condiciones de vida para sus ciudadanos ante las cambiantes condiciones del mundo.

Los 80 años, entre 1934 y la fecha actual, muestran dos periodos claramente definidos: El primero —exitoso, de medio siglo— de 1934 a 1981, acusa crecimientos promedio del PIB mexicano de 6.2% anual, y el segundo —que apenas lleva tres décadas—, de 1982 hasta la fecha, registra PIB de 2.1% en promedio anual en México, evidentemente insuficientes para las necesidades de la población.

Si comparamos esa evolución con lo ocurrido en la economía de nuestro principal socio comercial, Estados Unidos, apreciamos que formamos parte de la misma tendencia de largo plazo, ya que de 1934 a 1981, ese país creció a un ritmo anual de 4.7%, y en el segundo ciclo, de 1982 hasta la fecha, lo está haciendo a 1.9% anual.

Por su parte, las otras economías exitosas, como Japón y demás países asiáticos del norte, así como los europeos, tanto los que conforman la Unión Europea como los otros; algunos están viviendo similares circunstancias. Igualmente, la propia China, que estuvo creciendo a dobles dígitos, ha reducido significativamente ahora su ritmo de crecimiento.

Evidentemente este último ciclo de largo plazo está tendiendo a bajas tasas de crecimiento para todos los países, aunque algunos han decidido tomar medidas para compensar sus efectos y acelerar su actividad económica, como ha sido el caso de Estados Unidos, Japón y otros.

De ahí la decisión de la administración de Peña Nieto de promover, con insistencia, una serie de reformas económicas estructurales, de gran fondo, iniciando en su primer año de gobierno con las reformas constitucionales de 2013 y programando la promulgación de las “leyes secundarias” a partir de este año.

Pero lamentablemente los intereses de grupo dentro de las diferentes fracciones parlamentarias en las Cámaras legislativas federales —el Senado de la República y la Cámara de Diputados—intentaron evitar la promulgación de las múltiples iniciativas de ley programadas para este año, y que le urgen a México.

Por lo tanto, negociaciones y regateos para primero resolver los intereses de grupo han dominado la escena política después de tanto trabajo de conciliación, para promover el positivo sentir político en torno a procesos conjuntos, que imperaron en el ambiente político durante 2012 y 2013, en que se lograron grandes reformas constitucionales. Ahora hemos regresado a los regateos de grupos, que predominaron durante los años iniciales del estancamiento.

Se ha analizado lo que históricamente ha ocurrido en otros países y en otros momentos de la historia, para identificar y considerar los “países fallidos” o “economías fallidas” condenados a fracasar.

Lo que también ha sido evidente en México es la falta de financiamiento de parte de la Banca Comercial, lo que ha llevado a las empresas productivas a recurrir al crédito de proveedores, que resulta sustancialmente más caro que el crédito bancario. Pero esa evolución está llevando a la toma de acciones de gobierno para inducir canalización de crédito por la Banca de Desarrollo a actividades prioritarias.

Tal es el caso de la Sociedad Hipotecaria Federal (SHF), con su incursión en créditos sindicados y en apoyo a empresas regionales para la construcción de viviendas, a fin de compensar la caída de las grandes vivienderas, ahora en problemas; igual que el Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos (Banobras), en apoyo a estados y municipios; el desarrollo, por la Conavi, de planes para financiar la renta de casas a los segmentos que por su movilidad o por no contar con la suficiencia de recursos, necesiten recurrir a rentar; luego también está ahora la ampliación de metas de financiamiento que han iniciado tanto el Infonavit como el Fovissste, a sus derechohabientes.

Pero, como anunció recientemente la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, en voz de su subsecretario, Fernando Aportela Rodríguez, quien auguró un crecimiento más vigoroso para la segunda mitad del año, sobre la base de las próximas promulgaciones de las leyes, como la Energética, la de Telecomunicaciones, y las demás que están en el tintero.

“Serán leyes secundarias competitivas que permitirán alcanzar un ascenso de 3% o más, para antes que termine el año,” como lo vaticinó Gerardo Gutiérrez Candiani, presidente del Consejo Coordinador Empresarial.

 

(*) Presidente de la Federación de Colegios de Economistas de la República Mexicana, A.C.

@acanovelez

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