Pedro Alonso

Consejería

Pedro Alonso

28 May, 2014

Los “máximos históricos” no son marcadores deportivos

A veces se puede pensar que los “máximos históricos” dejan de ser noticia, sobre todo si se presentan con cierta frecuencia. En el pasado —hace algunos años— solía pensar de ese modo, sobre todo por el tratamiento que suele dárseles. En ese sentido, no dejo de pensar que más de uno les da tono de marcador deportivo —con todo respeto para los compañeros de Adrenalina—, lo que tratándose de los temas de mercados, negocios y economía, me parece fuera de lugar.

Admito mis prejuicios respecto de las formas, pero no tengo remedio. Estoy en estos ambientes desde muy joven y me resisto a trivializarlos. De tal modo, pienso que lo que ocurre en los mercados es de gran importancia y refleja más  que un score. Asimismo, no soporto que se trate de vincular a cada suceso con algo que tenga que ver con el desempeño de tal o cuál circunstancia política, si éste beneficia la imagen del sujeto a quien se trata de ensalzar.

Me refiero a que no necesariamente, y menos de manera puntual, un movimiento de los mercados significa una aprobación de los participantes para lo que el personaje en turno dice, o el dato que se publicó, y que si es bueno, se le atribuye, o las decisiones que se toman y se publicitan tienen qué ver con el desempeño de los mercados —si éstos suben— y que se dice provienen de las instrucciones del “señor licenciado Fulano de Tal”, seguida esta mención por el puesto del “licenciado” (o “doctor”) en cuestión. No lo soporto. Cosas de la generación —y mis “disfunciones”, diría alguien— a la que pertenezco, posiblemente.

Pero sí, los “máximos históricos” tienen su importancia. Por eso se les menciona como noticia en todos los medios interesados en los mercados. Y ayer, el S&P 500 marcó un nuevo nivel al cerrar prácticamente en los 1,912 puntos, hecho que no deja de darme cierta tranquilidad, en función de que se parece a lo que esperaba.

Atrás de este nivel del S&P 500, está el desempeño de la economía estadunidense, las acciones de la Fed y su definición clara para restarle estrés a los mercados, pero también pienso lo que se vislumbra puede venir en breve desde Europa.

Me refiero a que la próxima semana (el jueves 5 de junio), el Banco Central Europeo (BCE) celebrará su reunión de política monetaria y la opinión generalizada es que tomará una postura de mayor relajación —la política monetaria es ya de por sí relajada cuando la tasa de interés del BCE es casi cero—, adoptando medidas “no convencionales” ante la amenaza de una condición deflacionaria, pero sobre todo ante la amenaza que esto supone para la incipiente recuperación de la región.

Y creo que en los últimos años hemos aprendido que tales políticas, que cuando aparecen reciben una avalancha de críticas opositoras, han resultado benéficas y oportunas. La economía de Estados Unidos avala tal percepción. De tal suerte que se esperaría que la Unión Europea se vea beneficiada por tales condiciones y, en consecuencia, se reduzca su vulnerabilidad económica y, más aún, se convierta en un mercado atractivo nuevamente.

Lo anterior no deja de ser, desde mi punto de vista, un buen mensaje para los mercados financieros; si bien se ignora cuál será la forma que el BCE decida para instrumentar una política de estímulos monetarios, lo que sí creo es que será menos agresiva de lo que vimos en Japón, por ejemplo, y quizá menos efectiva de lo que ha resultado lo hecho por la Fed.

La opinión anterior la baso en la complejidad que contiene la Unión Europea, política y económicamente hablando, sin hacer menos los temas culturales y los diversos grados de desarrollo de los países que la integran.

Por lo anterior, pienso que hay que estar muy pendientes de este tema, pues por su importancia puede ser un elemento que marque un límite para el ascenso de los mercados en el corto plazo. Las grandes decisiones, cuando son muy esperadas y anunciadas, suelen tener un impacto menor al esperado. De alguna manera, se paga anticipadamente por ellas.

Así que no me extrañaría ver una baja de los mercados en función de este elemento, sobre todo cuando a más de uno le ha empezado a fastidiar la acrofobia, el malestar —y algo más—, que provocan las alturas. En este caso, el ascenso de los mercados puede ser un disparador de estos malestares. Habrá que aprovecharlo. Suerte.

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