Pedro Alonso

Consejería

Pedro Alonso

4 Jun, 2014

Es cuestión de calidad, no de cantidad

Ayer Banxico publicó la encuesta mensual de expectativas de los analistas del sector privado, que en el paso del tiempo se ha convertido en un referente en estos temas. En lo que me toca como participante, siempre la espero con interés, tanto al responderla como al leerla, pues me permite y obliga a reflexionar sobre estos temas de mi interés, además de recordarme mi responsabilidad de analista que tiene la oportunidad de expresar su opinión a la par de un buen número de colegas, sabiendo que muchos usarán la información para tomar decisiones.

Valoro la encuesta porque sé que tomar decisiones implica admitir la presencia del riesgo, condición de la que no todos los humanos somos conscientes, lo que no evita su calidad de componente necesario de nuestra existencia.

Por eso me parece importante contar con la opinión de los que ponemos buena parte de nuestro quehacer cotidiano en tratar de darle forma a una parte del futuro de todos, pues, nos guste o no, la economía, en todos sus aspectos, tiene que ver con nosotros. Así es la cosa. Es tan simple y tan fundamental como lo dice la etimología de la palabra “economía”: las normas de la casa.

Y una vez más, la estimación sobre el crecimiento de nuestra “casa grande” registra una reducción. En abril pasado, la expectativa de crecimiento para este año fue de 3% y, en mayo, pasó a 2.8%, en números redondos. Insisto una vez más en que en estos temas una variación de décimas supone cambios importantes  del escenario.

El cambio en la expectativa del crecimiento económico en los participantes de la encuesta es relativamente pequeña si se compara con lo que ocurrió con la que el gobierno hizo. En el primer caso, la variación es de dos décimas entre abril y mayo, en tanto que la del gobierno fue de 1.2 puntos porcentuales, entre diciembre de 2013 y mayo de 2014.

La diferencia en las estimaciones, más allá de la dimensión numérica, creo que está en la forma en que los cambios fueron hechos. Los analistas que participamos en la encuesta fuimos reduciendo de manera mensual nuestra postura; en diciembre fue de 3.4% (de inicio, menor a la del gobierno) y en mayo es de 2.8%, en tanto que el gobierno lo  hizo en una sola vez: del 3.9% de diciembre, al 2.7% de mayo.

Alguien dirá que al final los números son casi iguales, y sí. Pero no lo son en cuanto a su utilidad. Si usted comparte conmigo que las estimaciones sirven para orientar las decisiones de terceros en cuanto a su toma de riesgo, pues, dada la dinámica de la economía de estos días, prefiero poder ajustar mis decisiones mes con mes, que trimestre a trimestre. Es una cuestión de calidad, más que de cantidad (para ir entrando en “materia”, ahora arranca el partido entre México y Bosnia Herzegovina. ¡México, México, ra ra ra!).

En lo que toca a la expectativa de la inflación, como era de esperarse, ha venido disminuyendo desde diciembre, cuando fue 3.91% y, ahora, en mayo, fue 3.81%, lo que es consistente con la debilidad del crecimiento, que se refleja en una de sus facetas en la baja presión de la demanda doméstica.

En la parte cualitativa de la encuesta, la inseguridad pública se mantiene como ha ocurrido desde enero pasado: en el primer lugar de los temas que son considerados como obstáculos para el crecimiento económico. Creo que nadie puede estar en desacuerdo con tal opinión. Uno se corre el riesgo del negocio, del mercado, de la economía. Pero no de lo que amenaza la vida cotidiana. Y menos, cuando esta percepción se mantiene en la primera posición por cinco meses consecutivos.

Dentro de los primeros seis elementos (algo más de 80% de las respuestas), los que se deterioran notoriamente en estos primeros cinco meses de 2014, son la debilidad del mercado interno y la incertidumbre sobre la situación de la economía interna, cambiando claramente el foco de la atención de lo que ocurre en el exterior hacia lo que nos pasa en lo doméstico. A buen entendedor, pocas palabras, dice el dicho (…casi media hora de partido; 0–0. Veremos mañana). Suerte.

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