Marco Gonsen

Memoria Flash

Marco Gonsen

27 Oct, 2014

Pilas

Como inventor, el químico canadiense Lewis Frederick Urry no fue muy conocido, pero su ingenio contribuyó a transformar la vida cotidiana de millones de personas que gracias a él pudieron transportar a donde quiera dispositivos electrónicos para trabajar, escuchar música o jugar.

Palabras más, palabras menos, así lo recordó el diario Los Angeles Times en el obituario publicado el 25 de octubre de 2004. Cuando tenía 28 años, Urry trabajaba como ingeniero de desarrollo en Toronto para una subsidiaria de la Union Carbide, corporación que en 1914 había adquirido American Ever Ready Company, firma que patentó y comercializó las linternas portátiles en forma de tubo, las cuales vendía junto con las baterías de carbono y zinc para su funcionamiento. Por su talento, Urry fue trasladado en 1955 a Cleveland con una misión: hacer que aquellas pilas prolongaran su duración, aceptable para las lamparitas de luz pero insuficientes para la demandante industria juguetera electrónica que emergió en los años cincuenta.

Una combinación de dióxido de manganeso y zinc en polvo logró lo que muchos antecesores de Urry no pudieron: la generación de electricidad más perdurable por medio de una reacción química activada por hidróxido de potasio, un álcali utilizado para la fabricación de detergentes. Para los aficionados a las etimologías, la palabra “álcali” procede de las mismas raíces árabes que dieron origen a los términos “alcohol” y “alquimia”.

Según contó en 1999 en una entrevista a The Washington Times, este moderno alquimista llamado Urry pudo gritar “Eureka” cuando demostró el resultado de sus experimentos a su jefe. Ambos fueron a una juguetería y compraron dos carritos, los cuales probaron con una batería convencional y con la recién inventada pila alcalina de Urry. La segunda ganó la carrera, y con mucho. 

En 1959, aquel experimento seminal fue lanzado al mercado con el nombre comercial de Eveready, que 21 años después mutó a Energizer. La página oficial de internet de esta última marca rememora el trabajo de otros notables científicos como el conde italiano Alessandro Volta, el inglés John F. Daniell, el francés George Leclanché y el alemán Carl Gassner, y apenas menciona en una línea a Urry, aunque reconoce que su pequeño cilindro revolucionó la electrónica al convertirla en portátil.

Un nombre no citado en la cronología histórica de Energizer, por obvias razones, es el de Samuel Ruben, una mente brillante que por falta de dinero no pudo proseguir una carrera universitaria. Su talento, sin embargo, produjo frutos en más de 300 patentes y numerosos honores académicos por sus investigaciones en ingeniería y electroquímica aplicada, de acuerdo con la nota biográfica publicada por The New York Times el 20 de julio de 1988, a propósito de su muerte.

Aun cuando numerosos inventos de la electrónica se beneficiaron de la creatividad de Ruben, su mayor legado fue revolucionar desde su trinchera la industria de las baterías al inventar celdas de mercurio con una mayor capacidad de almacenamiento de energía y más resistentes a los climas extremos que las antiguas pilas de zinc y carbono, una utilidad ampliamente demostrada en la Segunda Guerra Mundial para el funcionamiento de equipos de radiocomunicación y detectores de minas.

Ruben se asoció con el empresario Philip Rogers Mallory, quien lo apoyó para que trabajara en modelos de pilas alcalinas aún más pequeños que surtieran a otra industria que comenzaba a florecer: la de las cámaras fotográficas. De esta suma de esfuerzos surgió en 1964 la marca Duracell, que resaltaba precisamente la larga vida de las baterías como la principal virtud con la que competiría en las décadas posteriores frente a Energizer, en un escenario en que ambas verían mermado su negocio por el auge de nuevos dispositivos dotados con baterías recargables integradas, como las laptops y los teléfonos celulares. 

A una década de la muerte del inventor de la pila alcalina y al cumplirse medio siglo de la existencia de Duracell, una nueva etapa se avecina para esta última marca, pues dejará de formar parte de su actual propietario, el consorcio global Procter & Gamble, que la adquirió en 2005 cuando se apropió de la firma de productos de afeitar Gillette. La escisión, anunciada el pasado viernes, es una estrategia similar a la que adoptó Energizer en abril de este año, de separar su división de baterías de la marca de rasuradoras Schick. Algo así como ver las barbas de su vecino cortar.  

Los emblemas publicitarios de Duracell y Energizer son un par de conejitos de juguete, aunque el segundo surgió en 1989 como parodia del primero, lanzado 16 años antes. En esta nueva etapa de la carrera convendría a la antigua Eveready volver a su antigua mascota del gato negro: no corre tan rápido ni trae buena suerte, pero tiene más vidas.

*marco.gonsen@gimm.com.mx

 

 

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