El negocio de la reputación

La reputación es uno de los activos más importantes para cualquier negocio, de hecho Fitch Ratings, Moody’s y S&P, las tres principales compañías que se encargan de asignar calificaciones a los documentos de deuda de gobiernos y empresas, generan ingresos anuales cercanos a los diez mil millones de dólares.

La necesidad de establecer la reputación de alguien en el mundo de los negocios es tan importante que, aún cuando las calificadoras fallaron miserablemente en evaluar el riesgo que suponían los instrumentos derivados de deuda de créditos hipotecarios que llevaron a la peor crisis económica de las últimas décadas, las tres entidades siguen siendo el punto de referencia en la materia.

En el nuevo entorno de negocios que se está definiendo con aplicaciones que permiten generar valor a través de la economía colaborativa la reputación es un componente importante y de dos vías. Por ejemplo, en una operación de compraventa de un servicio o producto el comprador le asigna una calificación al vendedor y éste a su vez al consumidor. El establecimiento de la confianza resulta esencial en modelos que implican la renta parcial de activos, por ejemplo, al prestar el coche a un extraño a través de aplicaciones como RelayRides se tiene que establecer que la persona que lo rente no lo robe o lo deteriore.

A pesar de que cada plataforma tiene un mecanismo de evaluación de usuarios y vendedores, hay una gran oportunidad de negocios en la nueva economía para establecer un solo indicador de confianza a través de las distintas plataformas, en un esquema similar al que ofrecen Moody’s, Fitch y Standard & Poor’s con respecto a la calificación de instrumentos de deuda o el Buró de Crédito para asignar una calificación al historial crediticio. Existe una compañía que ha comenzado a avanzar en dicha materia, se trata de TrustCloud, que establece una TrustCard, mediante la cual se establece una calificación que pondera distintas características del comportamiento de un usuario en plataformas de economía colaborativa. La empresa se encuentra en una etapa muy temprana y todavía no llega a México, por lo que existe un gran espacio para generar ganancias a través del análisis del comportamiento digital de compañías y consumidores.

Lo cierto es que la reputación se convierte en una de las divisas más valiosas y otorga un gran poder a los usuarios, ello explica el gran éxito que han tenido servicios como el de Uber o el de Cabify, en contraste con la mala reputación que tienen los taxis tradicionales. Aunque no todos los taxis son viejos, pirata o inseguros, basta detenerse en la calle y observar para darse cuenta que una buena parte de las unidades en cuestión vieron su mejor época hace varios lustros. La respuesta natural a la irrupción de nuevos modelos de negocios que son más eficientes suele ser la prohibición y, como sabemos, cuando un gobierno opta por prohibir un servicio o producto que tiene gran demanda, el resultado casi siempre es un bonito y robusto mercado negro. Ojalá la Ciudad de México opte por un esquema pragmático que responda más al consumidor y menos a las clientelas políticas. Al final, la capital del país también está en el negocio de la reputación.