Marco Gonsen

Memoria Flash

Marco Gonsen

17 Nov, 2014

Neutralidad

Como el conocido teórico de internet que es, llamó la atención que el profesor Timothy Wu se lanzara al ruedo de la política tradicional de Estados Unidos. Aunque fracasó en las urnas, su principal legado –hasta el momento– ya alcanzó la semana pasada el estatus de política oficial de gobierno y encendió otra encarnizada batalla partidista en ese país.

Catedrático de derecho en la Universidad de Columbia, Wu contendió en septiembre pasado como precandidato a la vicegubernatura del estado de Nueva York en las elecciones primarias del Partido Demócrata. Fue compañero de fórmula de la aspirante a gobernadora y también maestra Zephyr Teachout, especialista en lucha anticorrupción e ideóloga del movimiento Occupy Wall Street. El sitio oficial de su campaña destaca la trayectoria de Teachout y su lucha para evitar la concentración de la riqueza en pocas manos y la influencia indebida del dinero en la política.

Por el contrario, la ficha biográfica de Wu subraya más sus méritos laborales y universitarios, sin referir siquiera a la que es su más celebrada contribución al debate sobre internet, fama que ayudó a que ambos aspirantes promovieran un esquema de financiamiento en línea para su campaña. Curiosamente, The New York Times no respaldó la candidatura de Teachout alegando su falta de experiencia administrativa, pero sí se adhirió con entusiasmo a la de Wu, quien afirmó que utilizaría su cargo como un púlpito para predicar en defensa de los consumidores y el acceso público a la red.

Y es que la fama del académico se remonta a junio de 2003, cuando publicó en el Journal on Telecommunications and High Technology Law, de la Universidad de Colorado, un ensayo de 38 páginas titulado Neutralidad en la red, discriminación en banda ancha. Ahí, proféticamente Wu advirtió los riesgos que tendría en los siguientes diez años el conflicto entre los intereses privados de los proveedores del servicio de internet y el derecho del público a acceder a la web de manera abierta, sin restricciones, un factor que consideró fundamental para facilitar la propia innovación de esta tecnología.

Se trata de uno de esos típicos problemas del crecimiento: al extenderse el número de usuarios de internet aumenta la demanda de contenidos más “pesados” (sobre todo videos de alta definición), lo que incrementa exponencialmente el tráfico de datos y esto a su vez provoca que las conexiones se saturen y congestionen. Los proveedores de internet alegan que deben invertir más dinero en tecnología para incrementar la rapidez en el envío de información. Sin embargo, el principio de la neutralidad en la red enunciado por Wu plantea que el internet sea una suerte de servicio público que se brinde con la mejor calidad a todo el mundo, sin que alguien tenga la necesidad de pagar un centavo extra para tener una velocidad preferencial.

El caso más célebre es el de Netflix, sistema de suscripción online de programas de televisión y películas y productora de series propias como House of cards y Orange is the new black, cuyo éxito amenaza el negocio de televisión por cable de Comcast, firma que también provee acceso a internet y genera contenidos audiovisuales al ser dueña de la corporación mediática NBC-Universal. Producto de esta competencia, Comcast redujo la velocidad de transmisión de datos de Netflix, afectando la calidad de su imagen en pantalla. El diferendo terminó en febrero con el anuncio de un acuerdo privado cuyos detalles se desconocen, pero que –sospechosistamente hablando– supondría que Netflix estaría pagando alguna cuota extra para garantizar que sus productos circulen por un carril más rápido.

(Es posible encontrar una explicación más sencilla y jocosa en un video del sitio Funny or Die, en el que tres presuntas estrellas porno advierten que, sin el principio de la neutralidad en la red, las personas ricas podrán descargar videos de desnudos mucho más rápido que la gente pobre.)

Barack Obama –quien llegó a la Presidencia de Estados Unidos gracias a un uso inteligente de la web pero que, paradójicamente, padeció políticamente las fallas con la que arrancó el portal de su programa de salud– apostó el lunes 10 por la neutralidad de la red para cumplir un compromiso de campaña formulado en 2008. Así, demandó a la comisión reguladora de telecomunicaciones –un órgano independiente del gobierno, por cierto– que adopte reglas para evitar acuerdos del tipo Netflix-Comcast y con ello se ganó ya la animadversión de los gigantes de la industria cablera y del Partido Republicano, enemigo por antonomasia de la regulación gubernamental.

En un tuit, el senador Ted Cruz definió la neutralidad en la red como el “Obamacare de internet”. En consonancia con esta metáfora, la oposición buscará que el desempeño del demócrata corra a la mayor lentitud posible.

  *marco.gonsen@gimm.com.mx

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