Salo Grabinsky

Del verbo emprender

Salo Grabinsky

10 Ene, 2015

Año 2015: Fuertes vientos

Empezamos este nuevo año con fuertes vientos que esperamos no se conviertan en borrascas y huracanes. Excuso decirles que la situación en México está especialmente complicada por diversos factores que la hacen difícil de evaluar. La descomposición política tanto en los gobiernos de todos los niveles, los partidos tanto grandes como pequeños e incluso algunos de reciente creación causan decepción y el peligro de acciones de radicalización por parte de individuos y organizaciones de dudosa credibilidad y reputación. Los frecuentes hechos de violencia y corrupción no ayudan a dar una cara amable y pacífica ante propios y extraños que sea creíble, aunque debo afirmar que grandes regiones y ciudades de nuestro México son de alto crecimiento y relativamente estables; pero una minoría de estados son la causa de muchas zozobras.

Por cierto, estuve en dos preciosos estados durante vacaciones: Oaxaca y Guerrero. En el primero puedo decir que la ciudad capital y sus alrededores siguen siendo focos de cultura, una gastronomía deliciosa en restaurantes y mercados, ruinas zapotecas e iglesias coloniales pero, sobre todo, la destreza y belleza de sus artistas artesanos. Tejidos, alfarería, alebrijes y, por supuesto sus excepcionales pintores hacen a Oaxaca un foco de atracción. Ojalá la dejaran en paz las organizaciones dispuestas a bloquear, sabotear y, en general, destruir a los micro-empresarios y  quitar empleos vitales para conseguir sus dudosas demandas. Los tremendos contrastes en ese estado y otros donde la desigualdad es extrema se pueden y deben solucionar con una educación de alta calidad, aunada a la idiosincrasia y cultura locales y con una afluencia turística e inversiones, tanto nacional como extranjera, que haga resaltar las maravillas de nuestro sureste y el país en general. Por favor, ¡No estorben!

Mis amigos oaxaqueños, tanto en ese estado como en Ciudad Nezahualcóyotl, Los Ángeles, California, y otros,  son hombres y mujeres trabajadores, creativos, y sólo una minoría muy activa quiere causar estragos sin beneficiar a nadie. Un gran abrazo a mis amigos oaxaqueños

Acapulco.- Fui un par de veces a ese centro turístico; una antes de la temporada decembrina y otra después. Me entrevisté con todos los que pude y el clima era de desesperación. Las carreteras cerradas, una ocupación hotelera mínima  y un miedo a no poder captar recursos a fin de año. Muchos ya estaban planeando cerrar sus pequeños negocios y fondas ante la falta de clientes; en las playas los únicos que estaban eran los lancheros y ambulantes tratando de pelearse a los pocos viajeros que lograban llegar. No me quiero imaginar qué hubiera pasado si la temporada alta fracasa y el disgusto de cientos de miles de acapulqueños, de Ixtapa y Taxco (tan cerca de la explosiva Iguala) se centra en los causantes de múltiples destrozos , saqueos y demás pillajes cometidos en nombre de una causa justa, pero ya desvirtuada por estos actos.

En  mi segundo viaje  encontré un ambiente más relajado pero aprensivo. La temporada fue un éxito, gracias a los cientos de miles de mexicanos de todas las clases que vinieron a pesar de los problemas, y los emprendedores de estos lugares (los meseros, vendedores de chucherías, taxistas, etcétera) pudieron respirar más tranquilos. La pregunta actual es: ¿Vendrá el turismo extranjero ante las múltiples advertencias de las autoridades norteamericanas y europeas de que el estado es peligroso e inseguro, sobre todo en las carreteras? Esta duda se mantendrá hasta que no haya una respuesta y solución integral, legal y creíble sobre las recientes matanzas y el cese de disturbios por gente interesada. Estamos cruzando los dedos para que así suceda, por el bien de todos los mexicanos.

Continuaremos...

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