Nerviosismo en Grecia y paciencia en la Fed

La incertidumbre se apoderó de los mercados griegos; la jornada de ayer fue de incertidumbre, una vez que el gobierno de Syriza tomó posesión y se prevé que cumplirán sus planes antiausteridad
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Foto: Thinkstock
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El Banco Central Europeo (BCE) ya quedó atrás, ya es cosa del pasado. Mario Draghi, pese a la oposición de Alemania, cumplió, y los mercados lo celebraron a todo lo grande.

Pero eso no ha servido para disipar la ansiedad de los inversionistas, que ahora dividen su mirada entre Europa y la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed). En efecto, pese a la acción del BCE, la cuestión europea no está resuelta. Queda el espinoso asunto de Grecia.

La victoria de Syriza, coalición de izquierdas radical, en las elecciones parlamentarias del domingo suscita muchos temores. Su líder, Alexis Tsipras, plantea reestructurar la deuda y finiquitar los programas de austeridad que Europa le impone a cambio del rescate financiero, lo que genera evidentes riesgos de colisión que podría desembocar en un “impago de la deuda” y una  indeseable expulsión de Grecia de, cuando menos, la zona del euro (“Grexit”).

Por otro lado, el escenario de que la Fed pueda pronto empezar a subir las tasas en un momento en el que la economía mundial permanece postrada pone a temblar a más de uno. De momento sigue convocando a la “paciencia”. 

En el ojo del huracán

Grecia cambió de rumbo. Fruto de la indignación y el hartazgo hacia una clase política anclada en el clientelismo y la corrupción, y de una Europa que le exigía continuos y profundos sacrificios, los griegos rompieron con el bipartidismo del pasado y votaron por una coalición de partidos de izquierda radical bajo el nombre de Syriza.

Y la toma de poder está siendo todo un vendaval.

No alcanzaron la mayoría absoluta sólo por dos escaños, pero en una sentada se aliaron con la derecha nacionalista y antieuropea.

A los dos días, el líder y ya primer ministro Alexis Tsipras, formó un nuevo gobierno en el que ocho ministerios fueron suprimidos, un gobierno con clara vocación económica y en la que destaca el ideólogo de su programa económico, el grecoaustraliano Yannis Varufakis.

Este académico, autor de un provocador libro titulado El minotauro global en el que acusa a Estados Unidos de descompensar al sistema financiero global devorando capitales que le entrega el resto del mundo, ocupará la cartera del Ministerio de Finanzas.

Su nombre tendremos que aprenderlo, pues será el encargado de negociar con la Troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional) el actual programa de rescate de 240 mil millones de euros, un plan que él mismo considera ha sido una trampa “deflacionaria y de deuda”. Actualmente, 80 por ciento de la deuda viva de Grecia la posee la Troika.

Pero el enfrentamiento ya está servido.

En lo político, su ministro de Relaciones Exteriores ya levantó la voz y se mostró contrario a las nuevas sanciones que la Unión Europea quiere levantar contra Rusia.

De hecho, apenas llegado al poder, antes de sentarse con los líderes europeos, ya contravino tres condiciones para preservar el actual plan de rescate europeo.

En primer lugar elevó el salario mínimo en diez por ciento; en segundo lugar detuvo el proceso de privatización del Puerto del Pireo, el lugar al que se dirige Sócrates al inicio de La República y que es el mayor puerto marítimo del país; y por último planea revocar el despido de algunos funcionarios anunciados en el pasado.

Rompen esquema

La decisión de dar marcha atrás con planes y medidas de austeridad que fueron condición para recibir el dinero del rescate pone a Grecia y a Europa en una situación delicada, y ya ha provocado una verdadera hecatombe en los mercados griegos.

Si la incertidumbre se apoderó desde hace tiempo de los mercados griegos, la jornada de ayer fue espantosa una vez que el gobierno tomó posesión y se vio que iban con todo, que sus planes de antiausteridad serán cumplidos para no defraudar a una ciudadanía asfixiada.

La bolsa de Atenas tuvo la peor jornada desde que Syriza llegó al poder: se desplomó 9.2 por ciento, tras haberse derrumbado 3.7 por ciento el martes y 3.2 por ciento el lunes. En estos tres primeros días del gobierno de cambio, la bolsa de Atenas ha colapsado 15.4 por ciento. 

El mayor descalabro lo sufrieron los bancos: el Banco de Pireo se despeñó casi 30 por ciento, el límite máximo que permite la bolsa de Atenas, el Banco Alpha tuvo una contracción de 26.8 por ciento, el Eurobank Ergasias cayó 25.9 por ciento y el Banco Nacional de Grecia sufrió un desplome de 25.5 por ciento. Una masacre, el peor día de la historia para la banca griega.

De hecho, con una hipotética salida de Grecia de la zona euro cerraría a los bancos su acceso al financiamiento del BCE en un momento en el que, de nuevo, se produce una corrida bancaria, propiciando que los ciudadanos saquen sus ahorros a un ritmo récord, más rápido incluso que durante la crisis de 2012.

Incluso, dos bancos griegos, Alpha e Eurobank Ergasis, han recurrido ya a facilidad de liquidez de emergencia ante la masiva retirada de depósitos. 

Asimismo, el gobierno tiene completamente cerrado el acceso a los mercados internacionales. Las tasas que tendría que pagar son insostenibles por lo que para seguir honrando los vencimientos de principal e intereses de su deuda, precisa de los recursos europeos.

Impacto inmediato

La tasa de tres años ayer brincó 2.636 puntos porcentuales a 16.69 por ciento en tanto la tasa de diez años regresó por encima de diez por ciento, luego de haber descendido a un mínimo de 5.7 por ciento en septiembre.

Así, sin el dinero del programa de rescate europeo, Grecia entraría en cesación de pagos a mediados de año.

Llevamos sólo tres días de gobierno de Syriza, y Grecia ya es un caos y se encuentra al borde del precipicio. Cuidado, porque la canciller alemana, aunque luego moderara su lenguaje, ya dijo a principios de año que una victoria de Syriza implicaría de manera “inevitable” una salida de Grecia de la eurozona, y aseguró que ahora Europa estaba en condiciones de manejarla.

Por otro lado, el ministro de finanzas de Alemania, Wolfgang Schaeuble, no ha parado de repetir que el tema de perdonar la deuda a Grecia está fuera de lugar. Las cartesianas cabezas alemanas son inflexibles y el envalentonado gobierno de Syriza pronto se dará cuenta del choque de trenes que suponen las promesas de campaña con la realidad y el efecto “contagio” que puede detonar en toda la eurozona. 

Estabilidad monetaria en EU

La Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) es el otro gran foco de atención de los mercados, y claramente, con el mundo convulso y el crecimiento global débil, el banco central estadunidense trata de pasar de puntillas, sin hacer ruido.

A finales de año pasado, Janet Yellen y sus colegas nos dijeron que serían “pacientes”, que no tenían prisa en iniciar un ciclo de restricción monetaria.

Con “paciente”, dijo Yellen, daba a entender que era improbable que subieran tasas “al menos en las dos siguientes reuniones”, es decir, al menos no antes de abril.

Al reiterar el término “paciente” y bajo esa lógica, querría decir que no planean un aumento de tasas en las dos reuniones más inmediatas, lo que retrasa la posibilidad de un aumento al menos hasta junio.

En su análisis de la economía, se desprende que la Fed ha hecho un buen trabajo, toda vez que ha impulsado la recuperación del mercado laboral y la actividad económica, pero no está satisfecha en lo que se refiere al objetivo de inflación que, debido en gran medida al derrumbe del precio del petróleo, se ha mantenido por debajo del objetivo de dos por ciento, caerá más en el corto plazo, al tiempo que las expectativas de inflación se han reducido “sustancialmente”.

El comportamiento de la inflación, desde luego, llama a la paciencia, además enumeraron un buen puñado de variables que les puede servir de pretexto para mantener las tasas en su actual rango de entre cero y 0.25 por ciento.

Así, seguirá el comportamiento de varios indicadores del mercado de trabajo, de datos referentes a las presiones de precios y a las expectativas inflacionarias, y a cifras relacionadas con los mercados financieros globales y la situación internacional. De modo que el banco central estadunidense puede encontrar excusas para no subir las tasas de interés si así lo considera conveniente.

De momento, a la complaciente y venerable Janet Yellen no se la ve con muchas ganas ante el temor, nada absurdo, de crear una convulsión mundial.

* Director de llamadinero.com

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