Marco Gonsen

Memoria Flash

Marco Gonsen

9 Mar, 2015

Villanos

Innovación” es una palabra que suena un tanto obvia cuando se habla de espionaje, al menos como se representa en el cine, con agentes intrépidos provistos de gadgets cada vez más sofisticados. Y, desde el punto de vista argumental, una saga como la de James Bond no habría sobrevivido al fin de la Guerra Fría si no hubiera renovado su temática. Ya sin la confrontación entre superpotencias que daba sentido al 007, tópicos como el cambio climático y la influencia política de los corporativos tecnológicos son el motor de Kingsman, cinta actualmente en cartelera sobre una nueva generación de espías británicos, inspirada en el cómic The Secret Service.

Por eso, llama la atención la ambiciosa restructuración a la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) anunciada el pasado viernes por su director, John Brennan, en la que la prioridad será una más exhaustiva vigilancia del ciberespacio.

En la charla que sostuvo con reporteros de la gran prensa estadunidense, Brennan justificó su propuesta de reformar a la CIA usando como ejemplo lo ocurrido con Kodak, la productora de cámaras y películas fotográficas que se quedó pasmada en la transición de la industria a la era digital y cuya debacle provocó que en 2012 se declarara en bancarrota (curiosamente, el caso de la firma fundada por George Eastman también había sido citado previamente por un informe interno de The New York Times para explicar el rezago de este rotativo en la era del periodismo electrónico).

En la estrategia trazada por Brennan se anticipa la creación de un Directorio de Innovación Digital, que deberá responder al desafío planteado por grupos como el Estado Islámico (ISIS) que aprovecha eficazmente la web para planear y difundir sus acciones de terror. Para ello, gozará de un mandato más amplio con la doble misión de idear nuevas formas de sustraer información clave de celulares y otros dispositivos, y, al mismo tiempo, proteger el trabajo de sus propios agentes encubiertos, cuya actividad en teléfonos, computadoras y tarjetas de crédito puede ser fácilmente rastreada por sus enemigos.

El proyecto de Brennan no le granjerá precisamente popularidad en el sector más liberal de la opinión pública, en un escenario en el que, a diferencia de las novelas de Ian Fleming y de la más contemporánea Kingsman, los espías al servicio del gobierno son vistos como los malos de la película. Buena parte de la culpa la tiene Edward Snowden, el exempleado de la CIA que filtró información secreta sobre la forma como operan los programas de vigilancia electrónica de Washington y cuyas acciones son reivindicadas en la cinta CitizenFour, ganadora del Oscar al Mejor Documental. Snowden también será el héroe en una nueva película de Oliver Stone prevista para estrenarse en diciembre y en la que será interpretado por el actor Joseph Gordon-Levitt.

De consolidarse la estrategia de Brennan, no extrañará que la CIA se convierta en protagonista estelar del documento Enemigos de internet que cada 12 de marzo —en el Día Mundial contra la Censura en Internet— publica Reporteros Sin Fronteras, red internacional con sede en París. El reporte del año pasado se concentró en los organismos gubernamentales y las agencias que aplican la censura y la vigilancia en la red.

Así, el informe reunió a las autoridades de países que tradicionalmente han sido la legión del mal ­—entre ellas Pakistán y Corea del Norte—, pero también incluyó “a las democracias que tradicionalmente se han jactado de defender la libertad de expresión y el flujo libre de información”. Por lo tanto, también formaron parte del recuento la Agencia de Seguridad Nacional estadunidense (NSA), a la que también perteneció Snowden, y el Cuartel General de Comunicaciones del Gobierno (GCHQ) del Reino Unido.

La lista de 2014 incluyó, por supuesto, a la Oficina Estatal de Información e Internet de China, encabezada por Lu Wei y conocida mundialmente por las acciones extremas que ejecuta para controlar los contenidos que sus ciudadanos pueden ver en la red. No parece que este año vaya a ser distinto, aun cuando aquella dependencia no ve qué hay de malo en bloquear con poderosos cortafuegos (firewalls) cuanta información llegue de Occidente. Sólo así se explica que en la conmemoración del Año Nuevo Chino, en febrero pasado, se entonara una canción que elogia las acciones de esa oficina para mantener a internet “como un rayo de sol incorruptible”, lo que significa, desde luego, limpiarlo de cualquier mención contraria a los intereses de Pekín.

Interpretado en forma grandilocuente por un coro de hombres con smokings negro y mujeres vestidas de rojo, y difundido por el sitio oficial China Youth Daily, este himno difícilmente sacará a sus promotores del hit parade anual de censores.

*A partir de la próxima semana Memoria Flash aparecerá los miércoles

                *marco.gonsen@gimm.com.mx

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