Rodrigo Pérez-Alonso

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Rodrigo Pérez-Alonso

20 May, 2015

Vedas electorales

El 7 de junio los mexicanos elegiremos a los integrantes de la Cámara de Diputados, a nueve gobernadores, legislaturas locales y ayuntamientos. Se trata de una prueba más al modelo político-electoral aprobado en 2007-2008 y reformado en subsecuentes leyes y años. Es la reacción del sistema político al creciente poder de los medios de comunicación en la democracia. Si bien originalmente no incluyeron al internet ahora hemos llegado también a ese extremo.

Para todo ello, la legislación electoral convirtió a los electores en meros espectadores, sin posibilidad de participación activa en estos medios y sujetos a los spots aprobados de antemano por el INE. Se creó a un espectador electoral sujeto a la gratificación de spots de 30 segundos en radio y televisión, uno de gratificación instantánea. Aunado a ello, el internet y las redes de telecomunicaciones son ahora limitadas a punta de resoluciones e interpretaciones del INE y el Tribunal Electoral en aras de la equidad de la jornada.

Para botón de muestra, debido a este modelo y la veda electoral, los portales institucionales en internet del gobierno de la República han sido pasteurizados de toda imagen, idea o acción que pudiera interpretarse por las autoridades electorales como propaganda o promoción política. Así mismo, he sido testigo directo de cómo un candidato a gobernador —que va arriba en las encuestas— tuvo que rechazar por cautela mayor presencia en internet.

Lo interesante es que con la “espotización” del modelo y la prohibición de medios interactivos como el internet, los mensajes se han vuelto superficiales. Así, los usuarios reciben dosis pequeñas en la radio y televisión con mensajes compactados en unos cuantos segundos para evitar que el espectador pueda analizar a fondo las propuestas de los candidatos que definirán el rumbo de nuestro país.

Es un fenómeno de compactación y gratificación instantánea de los mensajes. Con cada mensaje que recibe se activa una zona de placer en el cerebro que ocasiona que su capacidad de concentración en una sola tarea sea mínima. La concentración se atomiza y fragmenta en varias actividades al mismo tiempo con la recepción de múltiples estímulos.

Por ello la trascendencia de la “espotización” en radio y televisión. Se compactan ideas de los partidos políticos y sus candidatos, utilizan la atención fragmentada de los electores, sintetizan ideas que deben ser analizadas con mayor detenimiento y suponen que los ciudadanos no somos capaces de profundizar en las propuestas de las campañas. Somos así, sujetos a campañas de plástico, en las que la imagen lo es todo y la única posibilidad de conocer con mayor detalle a los candidatos es en internet, medio que ahora también está limitado.

Somos meros consumidores en la veda electoral.

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