¿Cómo puede la Fed calmar a los mercados?

Pekín ya hizo su trabajo, pero no fue lo efectivo que se podía esperar, puesto que los mercados bursátiles no logran estabilizarse y siguen dando tumbos, cada uno por su lado, como en un caótico sálvese quien pueda.
Economía -
Hoy empieza el foro de la Reserva Federal en Jackson Hole, que terminará el sábado. Foto: Reuters
Hoy empieza el foro de la Reserva Federal en Jackson Hole, que terminará el sábado. Foto: Reuters

Hoy empieza el foro de la Reserva Federal en Jackson Hole, que terminará el sábado. La toponimia de este lugar, el “Agujero de Jackson”, se explica por tratarse de un valle enclavado en medio de las Montañas Rocosas, en el estado de Wyoming. Pues bien, ahí, en la incomparable hondonada del “Agujero de Jackson”, la Fed tendrá otra ardua encomienda: tapar el inmenso boquete que en los últimos días se ha abierto en los mercados globales.  

Pekín ya hizo su trabajo, pero no fue lo efectivo que se podía esperar. Tras los batacazos del lunes y el martes, cuando el Shanghái Composite registró un desplome acumulado del 15.5%, el Banco Popular de China anunció el ansiado recorte en las tasas de interés de referencia, así como una reducción en los requerimientos de reservas.

Pero los mercados bursátiles no logran estabilizarse y siguen dando tumbos, cada uno por su lado, como en un caótico sálvese quien pueda. Ayer miércoles, tras el anuncio del Banco Popular de China, el Shanghái Composite apenas logró abrir al alza antes de iniciar una debacle que le llevó a perder casi un 4.0 por ciento. Ahí rebotó, ante las especulaciones de que las autoridades chinas habrían intervenido de nuevo directamente en el mercado bursátil comprando acciones. Eso llevó al índice de Shanghái a trepar hasta los 3,091 pts, lo que significaba una subida de 4.2% en la sesión (¡o del 8.4% respecto al mínimo de la jornada!). Pero el alivio fue efímero. El Shanghái Composite volvió a desinflarse y terminó la jornada con un retroceso del 1.3%.

La misma reacción se observó en los mercados globales, donde los vaivenes han sido continuos. Tras el anuncio de Pekín, Wall Street registró un fabuloso ascenso durante buena parte de la jornada, pero a última hora Nueva York se desvaneció y la jornada concluyó con un retroceso en el S&P 500 del 1.4%. Eso sí, ayer registró la mejor jornada desde noviembre de 2011. En Europa, las bolsas reaccionaron el martes al anuncio de Pekín con virulentas subidas, pero ayer volvieron a naufragar en pérdidas.

 

Reunión de la Fed

De modo que si bien la decisión de China ha logrado aplacar el pánico, en ningún modo ha logrado estabilizar a los mercados, que siguen muy volátiles. Con Pekín fuera de juego, todas las miradas se dirigen ahora al agujero de Jackson Hole.

Allí se reúnen los altos funcionarios de la Fed (con la excepción de la venerable presidenta Janet Yellen, que se perderá esta vez la cita) junto con otros banqueros centrales del mundo, reputados académicos e influyentes inversionistas. Y con el mundo como está, con las bolsas dando bandazos, las materias primas hundiéndose, la economía global desacelerándose como consecuencia del frenazo de China y las divisas de los países emergentes sufriendo estragos, la Fed no se puede quedar de brazos cruzados. Ellos saben jugar bien estas partidas  y cómo poner a los mercados de nuevo en órbita.

Para ello basta con hacer saber a los inversionistas que no subirán las tasas de interés en septiembre. Y mandar el mensaje velado de que quizás no lo hagan tampoco en lo que resta de año. Incrementar las tasas de interés tendría consecuencias tan indeseables que lo único que podría generar es arrepentimiento en un futuro no muy lejano. Y esto es así porque aumentar ahora las tasas de interés entraña muchos riesgos para todos los objetivos de la Fed, que son tres: inflación estable y cercana a 2.0%, pleno empleo y estabilidad financiera. Veámoslo.

 

Objetivos

La inflación es, ahora mismo, el argumento más fuerte que tiene la Fed para retrasar una subida de tasas. Y sobre la inflación versa, precisamente, el foro de Jackson Hole, cuyo tema es “La dinámica de la inflación y la política monetaria”.

La inflación es uno de los objetivos que la Fed no ha logrado cumplir en los últimos años y que todavía está lejos de alcanzar. Así lo recalcó en las últimas minutas de la Fed, donde expresó dudas de que los precios se vayan a mover pronto hacia el objetivo de 2.0%. En junio, el deflactor del gasto de consumo, el indicador de inflación que más le gusta a la Fed, se ubicó en apenas 0.3%. Desde que empezó el año, y en gran medida derivado del efecto del desplome de los precios de la energía, la inflación general ha estado plana, en un rango de entre 0.1% y 0.3% anual.

Si excluimos el componente de energía, con su impacto a la baja, y el de alimentos, los precios también están muy deprimidos: la inflación subyacente anual apenas es de 1.3%, y en ese nivel lleva varado seis meses. Esa tasa significa una sustancial desaceleración respecto a la tasa de 1.7% observada el verano pasado y lleva más de tres años por debajo del objetivo de 2.0%

El gran pretexto que tiene ahora la Fed es que los recientes acontecimientos ponen presión a la baja sobre la inflación estadunidense, lo que lo puede alejar aún más del objetivo de 2.0 por ceinto. Por un lado, las cotizaciones del petróleo han sufrido un nuevo y severo desplome con la crisis de China, lo que acentuará la tendencia a la baja de los precios de los combustibles y, en consecuencia, de la inflación estadunidense. Por otro lado, el dólar se ha fortalecido tras la devaluación de yuan, lo que abaratará aún más los precios de los bienes comprados a China, su principal proveedor, de quien adquiere en torno al 20% de todas sus importaciones. Además, y pese al bajo nivel de la tasa de desempleo, cercana al concepto de pleno empleo, la Fed no percibe aún presiones salariales preocupantes. 

Por el lado del mercado laboral, se teme que Estados Unidos, tarde o temprano, resienta los efectos de la desaceleración global. ¿O acaso su economía puede subsistir en un remanso de paz y prosperidad mientras el crecimiento en el resto del mundo se tambalea? Una subida de tasas en Estados Unidos no sólo tendría un impacto en la economía local, sino que además forzaría a muchos bancos centrales a replicar ese movimiento al alza en sus países, lo que dañaría una de por sí débil demanda global a través de un menor consumo e inversión. Por consiguiente, un aumento de tasas en Estados Unidos no haría más que empeorar las perspectivas de crecimiento mundial, algo que no tardaría en reflejarse en un deterioro del empleo y de las expectativas de inflación en Estados Unidos. 

 

Pondrá orden

Finalmente, la Fed es consciente de que un incremento en las tasas de interés, debido a su impacto en la economía y las finanzas globales, y más en este contexto de nerviosismo, podría provocar una violenta rotación de los activos de riesgo a otros más seguros, torpedeando más a unos mercados financieros globales que no habían mostrado tanta fragilidad desde los peores días de la Gran Recesión de 2008 y 2009, lo que también repercutiría en el crecimiento económico. 

Por todo esto, creemos que en Jackson Hole la Fed tratará de nuevo de poner orden en unos mercados que andan desquiciados. Todavía tienen algo de margen para hacerlo. Ahora bien, ese resquicio cada vez es menor. Vendrá el día, cada vez más cercano, en el que los mercados globales se desmoronen y nadie pueda hacer nada para pararlos.

 

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