Marco Gonsen

Memoria Flash

Marco Gonsen

23 Sep, 2015

Libro-games

Es digno de elogio el esfuerzo de Daniel Radcliffe para demostrar su versatilidad actoral y sacudirse la imagen de héroe infantil por haberle dado rostro a Harry Potter.

Ahora interpreta un rol opuesto en The Gamechangers, película para televisión producida por la BBC y estrenada en Gran Bretaña el pasado 15 de septiembre, sobre otra franquicia de repercusión global pero sin la buena reputación de la novela de J. K. Rowling.

El telefilme cuenta la historia de Grand Theft Auto (GTA), videojuego cuya cuarta entrega ingresó a los récords de Guinness como el producto de entretenimiento más lucrativo en su estreno: 114 millones de copias vendidas y ganancias por más de 3 mil millones de dólares, superando incluso al séptimo y último tomo del mago de Hogwarts.

Así lo consigna David Kushner en el prólogo de su libro Jacked (Editorial Collins, EU, 2012), en el cual está basada The Gamechangers y que reconstruye como narrativa de no-ficción la historia del inglés Sam Houser, presidente de Rockstar Games y a quien Radcliffe da vida en el telefilme, caractarizado como un joven barbón de cabello desaliñado que oculta sus ojos detrás de unos lentes de aviador.

Descrito asimismo como el detrás-de-cámaras no oficial de GTA, Jacked es el resultado de 10 años de investigación que implicaron, de acuerdo con el autor, viajes a las oficinas neoyorquinas de Rockstar Games y a la población escocesa de Dundee, donde surgió esa desarrolladora.
Kushner revela que asistió a una de las sesiones en las que, casi clandestinamente, la ESRB (Entertainment Software Rating Board) determina las clasificaciones de los juegos, y confiesa incluso que se sometió al experimento de una investigación universitaria en la que le conectaron electrodos a su cerebro mientras jugaba GTA.

Jacked describe cómo este juego convirtió a Houser en el rockstar de la industria, al grado de ser incluido en la lista de personas más influyentes del mundo de Time en 2009 por “crear lienzos de los tiempos modernos tan detallados como los de Balzac y Dickens”. Una comparación que puede resultar excesiva para los padres de familia que, horrorizados, contemplan cómo sus hijos adolescentes se clavan durante horas en la saga que los transformó en “el centro de su propio universo criminal” (Houser dixit), interpretando el papel de tipos malos haciendo cosas malas en representaciones imaginarias de ciudades reales como Miami, Las Vegas, Nueva York y Los Ángeles.

Escribe Kushner: “Para la loca fraternidad de británicos que inventaron el juego, GTA fue una carta de amor de Inglaterra a América en todo lo relativo a sus fantásticos excesos: el sexo y la violencia, el dinero y la delincuencia, la moda y las drogas”. No se trataba de romper récords de puntuaciones ni de salvar princesas, sino de guiar a una heterogénea pandilla de gángsters programados para robar carros, noquear a sus enemigos, traficar estupefacientes, contratar prostitutas, matar policías, atropellar transeúntes y tumbar postes de luz.

La complejidad o los méritos literarios de esta trama no la pusieron a salvo del escándalo Hot Coffee —considerado como el Watergate de los videojuegos, cuando en una de las entregas apareció contenido sexual explícito presuntamente sembrado por hackers— y de la embestida del abogado conservador Jack Thompson, quien acusó a GTA de inspirar a jóvenes a cometer asesinatos y mutilaciones.

Casualmente, la polémica resurge justo cuando acaba de publicarse otro inquietante libro, Death by Video Game (Editorial Serpent’s Tail, Londres), del periodista Simon Parkin, en el que los juegos son, literalmente, los propios asesinos.

Es una investigación sobre personas que se sumergen espacios prolongados de tiempo en el juego sin reparar en los signos adversos que esto causa en su salud (por el escaso movimiento corporal y la prolongada presión sobre el sistema cardiaco, entre otros factores) y a quienes se les ha encontrado muertas en sus sillones. Un grado extremo de adicción que no pasó por la mente del novelista británico Martin Amis en 1982 cuando escribió Invasions of the Space Invaders, una guía para los incipientes adictos a esta contemporánea forma de entretenimiento.

En caso de leer estas aterradoras historias, muchos padres preferirán cambiar las consolas por la saga completa de Harry Potter.

marco.gonsen@gimm.com.mx

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