Edgar Amador

Edgar Amador

19 Oct, 2015

¡Bienvenido al futuro, Marty McFly!

Para mis alumnos de Mercado de Capitales
 

Este miércoles en algún rincón del mundo, un DeLorean llegará desde 1985 conducido por Marty McFly, para tratar de corregir un 2015 desastroso y salvarse así mismo 30 años antes.

La parábola hollywoodense es una espléndida muestra del ingenio echado a volar por las ecuaciones de Einstein adaptadas a la narrativa del cine, y una de las cintas más divertidas de la época moderna. Pero del día de donde llegará este miércoles Marty McFly, ¿cómo estaba la economía mexicana?

En septiembre de 1985, tiempo de donde viene Marty McFly, la inflación anual en México es de 57.55%, y la inflación de ese mes fue de 3.99%. En ese día yo era un estudiante graduado de preparatoria y estaba preparándome para entrar a la Universidad Nacional. Si Marty hubiera llegado a mi casa y me hubiera dicho: “¡Hey, vengo del futuro, y en treinta años la inflación anual en México será de 2.52% anual y de 0.37 en septiembre de 2015!”, mi reacción habría sido en dos etapas: la primera hubiera sido carcajearme, por supuesto ¿Cómo tomarse en serio a un ser del futuro que me dice que en treinta años la hiperinflación desaparecería y tendríamos las tasas de inflación más bajas de toda la historia?

La segunda etapa de mi reacción, sin embargo, habría sido salir corriendo, pedirle todo el dinero posible a mis familiares y amigos, y me habría ido a comprar bonos de largo plazo (que en aquel lejano entonces no existían), para poder hacerme inmensamente afluente al bajar las tasas de interés y beneficiarme de la apreciación del precio de los bonos.

Los datos corroboran este aserto: la mejor inversión desde su comienzo fue la adquisición de los bonos mexicanos de largo plazo cuando fueron emitidos por vez primera, en un contexto de alta inflación y casi quiebra fiscal del país.

En el día de donde llegará Marty McFly, el índice accionario Dow Jones contiene como siempre 30 compañías; sin embargo, varias de las que lo componen ese día ya no están, han desaparecido: FW Woolworth, Inco Limited, American Can, que eran entonces verdaderos abanderados del capitalismo, ya no se encuentran en la lista, ni en el mundo.

El Dow Jones mismo, en el día de donde viene Marty McFly, se encuentra cerca de mil 400 puntos. Cuando el estudiante graduado de prepa que soy yo vea a Marty McFly regresando del futuro, y le pregunte “oye, Marty, sé que traes contigo un almanaque con los resultados de todos los juegos de baseball de 1950 al año 2000, pero, ¿sabrás en qué nivel está el Dow Jones ese día que fuiste 30 años en el futuro?” Marty McFly me dirá que el Dow Jones en septiembre de 2015 estará cerca de 16 mil 400 puntos. Ese estudiante graduado que soy yo hará un rápido cálculo y pensará que comprar el Dow Jones en mil 400 y venderlo 30 años después en 16 mil 400 puntos, es decir, ganar 15 mil puntos en la bolsa quizá sea un negocio mucho mejor que apostar en el baseball con el almanaque de Marty McFly.

En 1985 México era una economía sin viabilidad aparente, el peso se devaluaba de manera constante, no había crédito. No había futuro. Pero henos aquí, 30 años después: con muchas dificultades pero estamos en el futuro, respecto de ese día de donde Marty McFly llegará este miércoles.

Las finanzas y la economía son una disciplina peculiar: se ocupan de lo que aún no existe y que no podemos conocer: el futuro. Solamente viendo hacia el pasado, preguntándole a Marty McFly, podemos concluir algo, el futuro existe, algún día llegaremos a él, y quizá sea mejor de lo que el presente es.

Tengo la sospecha de que Marty McFly tenía unos amigos: Carlos Slim, Warren Buffett y Charlie Munger, y que cuando regresó del futuro llevó consigo una impresión de una página web (¿se han percatado que la internet no está mencionado en la película original?) con las cotizaciones de cierre del día de varias empresas: una desconocida América Móvil; un pequeño banco californiano, Wells Fargo, y otras. Esos amigos de McFly, jóvenes inversionistas entonces, compraron y durante treinta años, contra viento y marea, a través de turbulencias y desaires, tras quiebras y resurgimientos, se mantuvieron y vieron crecer sus inversiones.

Existe una sola estrategia para invertir: ser pacientes. El futuro va a llegar, eso no es opcional, llegará. Y muy probablemente, en términos económicos, ese futuro quizá sea mejor que el presente. Si eso ocurre debemos de invertir, escoger bien los activos y esperar. Vendrán épocas difíciles, como las que nos esperan los meses siguientes, y quizá pasen muchos años sin que las cosas mejoren, como en Japón. Pero con paciencia y liquidez, las inversiones pagan. Si no, pregúntenle a Marty McFly cuando llegue este miércoles, porque llegará ¿no es cierto?

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