Ángel Verdugo

Economía sin lágrimas

Ángel Verdugo

19 Nov, 2015

Lo que dijimos el 5, 6 y 11 de febrero de este año, hoy es realidad

Una vez asentado el polvo levantado con motivo de las exageraciones e inexactitudes que no pocos de nuestros políticos dijeron hace unos días, con motivo de la aprobación del Presupuesto de Egresos de la Federación 2016 (prefiero decirlo así, para evitarme la pena de decir que mintieron), vale la pena recordar tres colaboraciones que escribí aquí en Excélsior en relación con aquél el cual, según la Secretaría de Hacienda, sería un Presupuesto Base Cero (PBC). 

Los títulos mismos dejaban ver, sin la menor duda, mi posición acerca de la intención —que califiqué de ocurrencia—, de elaborar un PBC para el año 2016. Lo que entonces expresé, hoy es realidad. El correspondiente a la colaboración en Dinero del 5 de febrero, fue Esa propuesta del Presupuesto Base Cero, no pasará de ser una ilusión. Ya lo verá. Los otros dos, correspondientes al 6 y 11 de ese mismo mes, fueron ¿Presupuesto Base Cero para el año 2016? No pasa de ser una ilusión, una ocurrencia más, partes 1 y 2. Ante el engendro resultante, lo invito a que las lea. Hoy, los que aplaudieron serviles por aquellos días, han mantenido un silencio total.

Vayamos ahora a lo que sigue; ¿podemos en el México actual, elaborar un Presupuesto Base Cero para el gobierno federal? Al menos en los próximos cinco o diez años, considero imposible contar con un instrumento así.

¿Duda usted de mi afirmación? ¿Acaso no ha visto, una y otra vez hasta el cansancio, las maromas que deben realizar en la Cámara de Diputados, tanto el ejército de funcionarios de la Secretaría de Hacienda —que ahí se instala desde días antes de la fecha límite—, como los 500 diputados para cuadrar las cuentas?

¿Qué requeriríamos entonces, de ser válida mi afirmación, para poder elaborarlo? Como primer paso obligado, es que esto truene; que estemos frente a la debacle que hemos estado preparando concienzudamente desde hace algunos años. A querer y no, esa debacle nos llevaría —para salir del hoyo en el que estaríamos metidos—, a replantear de raíz el proceso corrompido en materia de asignación de los recursos públicos. Ese replanteamiento no sería otro que un Presupuesto Base Cero.

¿Acaso usted piensa que los beneficiarios del corrompido reparto que desde hace decenios ponemos en práctica año con año, cederán voluntariamente sus privilegios para que podamos presumir que contamos con un Presupuesto Base Cero si, de entrada, éste los despojaría de los privilegios adquiridos y disfrutados por años?

Dejemos de lado, por favor, toda ingenuidad; tratemos, por una vez, de ser objetivos y realistas. Aceptemos que lo que hoy hemos hecho, al igual que lo que hicimos el año anterior y el anterior y el anterior, y durante decenios, es un reparto similar al que hacen los bandoleros con el botín, producto éste de un asalto o un robo.

Lo demás, que si este engendro  impulsará el crecimiento o alguna mentira por el estilo, es simple demagogia y ganas de engañar al respetable pero, ¿sabe usted?, a nadie engañan ya.

Aun cuando le resulte a usted difícil de aceptar, ya sabemos cómo son, y de lo que son capaces; les tomamos el número de placas, y pronto les llegará la multa correspondiente.

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