Marco Gonsen

Memoria Flash

Marco Gonsen

9 Dic, 2015

Muñecas

Hace 125 años, Thomas Alva Edison intentó fallidamente comercializar, con fines de entretenimiento infantil, la tecnología de uno de sus más famosos legados.

“Propongo aplicar el principio del fonógrafo para fabricar muñecas que hablen, canten y lloren”, escribió el inventor estadunidense en una nota personal fechada el 23 de noviembre de 1877, cuatro meses después de haber desarrollado aquel reproductor de sonido. Al año siguiente, Edison puso manos a la obra y firmó con un empresario un contrato para fabricar juguetes fonográficos, en cuyas cláusulas estableció que éstos debían ser estrictamente para divertir a los niños, y no para otro tipo de usos científicos, artísticos o comerciales.

El proyecto se retrasó por desacuerdos contractuales, lentitud en el desarrollo del prototipo idóneo y porque el propio Edison dio prioridad por aquellos años a la invención de la bombilla. El plan cuajó con un modelo que operaba mediante una manivela que accionaba un cilindro de cera dentro de la muñeca.

El diseño final debutó comercialmente en abril de 1890, durante una presentación en el Lenox Lyceum de Nueva York, en la que los monigotes recitaban canciones de cuna como Jack and Jill y Mary had a little lamb. Algunas voces eran del propio Edison, que no sonaba precisamente como una niña de mejillas rosadas; esto provocó que 18 mujeres de diversas edades colaboraran para hacer hablar a las muñecas.

Al final no fue una experiencia divertida. Deficiencias técnicas hacían ininteligibles los sonidos, y los niños terminaron más bien asustados. Algunos modelos incluían reprimendas y regaños para darle una utilidad “educativa”. Hubo compradores que las regalaron en bodas y otros les extrajeron el fonógrafo interno. La producción cesó al mes de lanzado el producto.

La historia de este fracaso es contada con lujo de detalle por el historiador Patrick Feaster en un ensayo publicado en la página web del National Park Service en abril pasado, un mes antes de que se anunciara que un grupo de ingenieros logró restaurar, en formato digital, las grabaciones originales de las muñecas parlantes de Edison, de las cuales sobraron muy pocos ejemplares. Se rumora que buena parte de la producción original fue enterrada por el propio inventor.

Un siglo y cuarto después, hacer hablar a las muñecas sigue siendo mala idea, a juzgar por las dificultades con las que se ha topado Hello Barbie, el más reciente modelo de la marca estrella de Mattel, anunciado en conjunto con la firma ToyTalk, en la Toy Fair de Nueva York, en febrero.

Con un mecanismo similar al de los asistentes de voz de los teléfonos inteligentes (como Siri en iPhone), una Barbie conectada al WiFi puede ahora platicar con su dueña, compartir historias e incluso contar chistes, según se lee en el sitio oficial del producto. Aunque tiene más de ocho mil líneas de texto pregrabada, promete una interacción única al ser capaz de recordar las preferencias de cada niña.

Para funcionar, se requiere bajar una aplicación de tablet o smartphone (iOS o Android), abrir una cuenta ToyTalk (tarea que se pide realizar a los padres) y luego sincronizarla con la muñeca para activar las características de habla. La información de las charlas es recuperada en servidores y analizada electrónicamente para ofrecer la experiencia más personalizada posible.

Este punto ha desatado controversia. Primero, porque desde marzo pasado, la coalición civil Campaign for a Commercial-Free Childhood impulsó una campaña para impedir el lanzamiento de Hello Barbie, alegando que su funcionamiento violaría significativamente la privacidad de las niñas, quienes con la confianza que les da el juego podrían revelar demasiada información sobre sí mismas. Advirtió además del peligro que significa para el desarrollo emocional infantil el platicar con un objeto y no con una persona real. Y, el pasado viernes, la firma californiana de seguridad cibernética Blue Box publicó un reporte en el que documenta fallas de software que hacen a la muñeca susceptible a la ofensiva de hackers, que podrían acceder a datos confidenciales, contraseñas y, peor aún, las conversaciones almacenadas en nube.

Mattel y ToyTalk han ofrecido reparar estas vulnerabilidades. Conviene que lo logren antes de que el regalo de Navidad siga pareciendo pesadilla de Halloween.

                marco.gonsen@gimm.com.mx

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