Ángel Verdugo

Economía sin lágrimas

Ángel Verdugo

28 Ene, 2016

¿Cómo distinguir entre propaganda y análisis económico?

La pregunta del título, lejos de ser una frivolidad u ocurrencia sin el menor sentido y validez en las condiciones actuales que enfrenta la economía, reviste una importancia de primer orden. Doy enseguida mis razones, las cuales no sólo vendrían a darle sustento a mi afirmación sino más aún, a demostrar la imperiosa necesidad de responderla a la brevedad, y de manera responsable y objetiva.

De lejos en el tiempo viene la propensión de nuestros políticos, sean gobernantes, funcionarios, legisladores o dirigentes de partido, a patrocinar de diversas maneras a los dispuestos a realizar tan infausta tarea, para que sus cuartillas pergeñadas con descuido y superficialidad –acerca de éste o aquel tema relacionado con la gobernación–, se publiciten como si fueren sólidas opiniones las cuales, al estar aparente y debidamente sustentadas –dado el prestigio y fama del autor–, pasarían por verdades casi axiomáticas.

Las más de las veces, lo hemos visto durante decenios, esos trabajos han pasado sin pena ni gloria; prácticamente nadie les hace caso debido, entre otras cosas, a la nula importancia de las gacetillas las cuales, sus autores esperan –en un desprecio de la inteligencia del lector–, sean tomadas como si fueren opiniones sólidas y sustentadas, alejadas de la burda propaganda.  

Algunas, pocas debo decirlo, han causado cierto revuelo; sin embargo, al paso del tiempo, también han caído en el olvido. Una de ellas, recordada y citada durante algún tiempo –debido al prestigio del autor–, fue la expresión ¡Echeverría, o el fascismo! cuyo autor, nada menos que el afamado escritor Carlos Fuentes (más afamado que escritor dirían sus malquerientes, que no eran pocos), que terminó como elemento central del ensayo de Enrique Krauze, La Comedia Mexicana de Carlos Fuentes (Vuelta 139, junio de 1988).

La traducción (de Edith Grossman) apareció ese mismo mes en The New Republic, bajo el cáustico título de The Guerrilla Dandy. The literary and political illusions of Carlos Fuentes, everibody’s favorite Mexican.

La respuesta a Krauze, dura como suelen ser los pleitos entre las vacas sagradas de nuestro ambiente intelectual, la escribió Rafael Pérez Gay; apareció en la revista Nexos el siguiente mes, julio de 1988.

Para bien o para mal, no lo sé, lo que quedó de la querella fue eso de Dandy de la Revolución, y ¡Echeverría, o el fascismo!; de la respuesta de Pérez Gay, muy pocos la recuerdan. Sin embargo, lo que quedó claro para todos, fue que la expresión de Fuentes era, antes que otra cosa, la defensa del presidente Echeverría y, no como Fuentes esperaba, un aviso de lo que nos sucedería, si los intelectuales no apoyaren al Presidente.

Hoy, como en 1971, abundan opiniones favorables acerca de la conducción económica del presente gobierno, y del trabajo del equipo responsable de definir y aplicar políticas públicas relacionadas con el crecimiento.

¿Cuáles son propaganda, y cuáles análisis  económico serio? ¿Cómo distinguir las unas de las otras?

Lo que conozco, y funciona, es poseer una sólida preparación económica, y honradez intelectual. (El martes, veremos aquí el otro elemento del análisis económico).

Síguenos en Twitter @DineroEnImagen y Facebook, o visita nuestro canal de YouTube