Marco Gonsen

Memoria Flash

Marco Gonsen

17 Ago, 2016

Reventa

De origen puertorriqueño, pero nacido en Nueva York, el rapero Lin-Manuel Miranda es el protagonista de una ascendente celebridad gracias al descomunal éxito en Broadway de su musical Hamilton, basado en la vida del primer secretario del Tesoro en la historia de Estados Unidos que llegó a figurar en los billetes de 10 dólares.

Alexander Hamilton combatió por la independencia al lado de George Washington y es uno de los Padres Fundadores de la Unión Americana. Su vida inspiró a Miranda a grado tal que dedicó una pieza hip hop que interpretó hace siete años frente al presidente Barack Obama, y de la cual surgió la comedia ganadora de premios Tony, Grammy, Pulitzer y los que se acumulen.

Quizá influido por el espíritu luchador del héroe al que ha dado vida en escena, Lin-Manuel Miranda ahora está dispuesto a entrar a la arena política y ya unió fuerzas con el senador demócrata Charles Ellis Schumer para combatir legislativamente a un sofisticado enemigo de la industria del entretenimiento que tiene forma electrónica: el ticket bot.

Se trata de un extraño método empleado por especuladores que les permite burlar los mecanismos de seguridad habilitados para la compra de un boleto en internet. Quien haya adquirido entradas de algún espectáculo masivo los conoce bien: en varios pasos de la operación se le presentan al probable comprador letras o números deformados, los cuales debe escribir correctamente. Fórmulas más recientes instan al usuario a identificar elementos dentro de imágenes, y en todos los casos el objetivo es el mismo: determinar que haya un ser humano real del otro lado de la pantalla, y no un motor automatizado.

Pero todo parece indicar que la batalla en el terreno cibernético ha sido insuficiente, pues los revendedores han logrado crear bots que en fracciones de segundos se apoderan de miles de entradas que aparecen después en otros sitios web a precios inflados. Así ocurrió cuando salieron a la venta los boletos para la gira por Norteamérica de la cantante británica Adele.  

Y lo mismo le pasa al propio Miranda, víctima del éxito de Hamilton, cuyo boletaje se agota con meses de anticipación y que resulta inaccesible para el neoyorquino común, al estar disponible únicamente en sitios como StubHub, TicketSnow o Vivid Seats a precios prohibitivos (en los últimos días en que Miranda interpretó el rol principal, cada entrada llegó a venderse arriba de los cinco mil dólares).

Este fenómeno fue denunciado por el propio músico en un artículo publicado el 7 de junio en The New York Times, en el que menciona la existencia de estos bots y da crédito de su descubrimiento al fiscal Eric T. Schneiderman, que lo detalla en el informe Obstructed View: What’s Blocking New Yorkers from Getting Tickets.

El reporte publicado el 28 de enero pasado reconoce la virtud de una tecnología que prácticamente ha jubilado la figura del taquillero y las largas filas alrededor de estadios y auditorios, pero que no eliminó la del personaje subrepticio que se mueve entre sombras para ofrecer acceso a espectadores desesperados. Cita como ejemplo la venta de pases para un concierto de U2 el 8 de diciembre de 2014, en el que una sola persona consiguió más de mil entradas para el show en el Madison Square Garden en tan solo un minuto, aun cuando la venta estaba limitada a cuatro billetes por cliente. Al final del día, ese mismo especulador había conseguido 15 mil entradas para la gira de la banda irlandesa por todo EU.

El informe define ticket bot como un software que automatiza las compras en plataformas como Ticketmaster a la velocidad de la luz, ejecutando cientos o miles de transacciones simultáneamente que desplazan a los compradores reales, quedándose con los mejores asientos. Para combatirlo, Miranda y Schumer ofrecieron el domingo una conferencia de prensa en la que llamaron a acelerar la iniciativa de ley BOTS (Better On-Line Ticket Sales) que establece fuertes sanciones económicas y de cárcel a los hackers que de esa forma conculcan derechos y libertades garantizadas por la Constitución que legaron Hamilton, Washington y demás próceres.

En un tuit, Miranda recurrió a una metáfora cinematográfica para decir que el senador Chuck Schumer es John Connor y los bots equivalen a Skynet, por lo que a él le correspondería el papel de Sarah Connor. Si no triunfa su cruzada contra la reventa, al menos ya tiene una idea para un nuevo musical con Terminator como padre fundador. 

marco.gonsen@gimm.com.mx

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