5 millennials nos cuentan su peor error financiero y cómo lo solucionaron

25% de los millennials mexicanos considera su situación financiera como mala o muy mala y el 51% como regular
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25% de los millennials mexicanos considera su situación financiera como mala o muy mala y el 51% como regular. Foto: Especial
25% de los millennials mexicanos considera su situación financiera como mala o muy mala y el 51% como regular. Foto: Especial

Ciudad de México.- Mantener un bolsillo sano no es fácil. Las finanzas personales no son nuestro mejor amigo al menos en algún momento de nuestra vida, y uno de ellos puede ser nuestra juventud.

Por años dejamos que nuestros padres se ocupen de nuestros gastos: comida, vestido, vivienda y estudios están a su cargo, pero una vez que comenzamos a convertirnos en adultos la situación cambia: la independencia sabe bien hasta que tenemos que hacernos responsables no sólo de nuestros ingresos, sino también de nuestros gastos –y deudas-.

Diversas cifras dan cuenta de esta situación.

Por ejemplo, 95% de los millennials en México utiliza el efectivo como principal método de pago, sólo 2% utiliza su tarjeta de débito y 1% tarjeta de crédito.

También, de acuerdo con una encuesta realizada por TD Bank, en México, 25% considera su situación financiera como mala o muy mala y el 51% como regular.

Eso no es todo, también desconfían de los bancos. Al momento de solicitar un préstamo, sólo 6% de los millennials mexicanos recurre al banco y 5% a su tarjeta de crédito. La mayoría prefiere pedir a amigos, familiares o conocidos. El 24% tiene una imagen mala o muy mala de las instituciones financieras.

Y, aunque ahorran en casa, no lo hacen de la mejor forma. Los jóvenes mexicanos consideran el ahorro como un hábito positivo y el 52% dice hacerlo regularmente. De aquellos que ahorran, 51% prefiere guardar su dinero en casa y sólo 11% lo hace en una institución financiera.

Por ello hoy preguntamos a cinco millennials mexicanos cuál ha sido hasta ahora su peor error financiero y cómo lo solucionaron.

Conoce sus historias:

Karina, 27

Error

“Cuando cambié de trabajo apliqué el YOLO. Gasté 10 mil pesos (mi finiquito) en cinco días en bares, restaurantes y salidas al cine”.

“Pasé de cenar en lugares ‘nice’ sin pensar en la cuenta a buscar comida en el refrigerador”.

Solución

“Comencé a reducir gastos inútiles, como el café de la mañana y los taxis y regresé a la normalidad en días, más bien, en semanas”.

Uriel, 28

Error

“Aposté todo por un negocio para el que no hubo ni el más mínimo estudio de mercado. Otra persona y yo tuvimos la ocurrencia de abrir un bar que sirviera como vehículo para proyectar nuestros gustos y cobijar a gente de intereses similares que necesitasen de un foro para dar a conocer su trabajo”.

“Impacientes, dejamos todo atrás y nos apresuramos a invertir hasta lo que no había. Yo renuncié a mi empleo creyendo que desde la primera semana de operaciones vería ganancias y que no tendría que pisar nunca más una oficina para obtener dinero”.

“Sin estudios previos nos aventamos al ruedo y la realidad se hizo presente: el negocio al cabo de unos meses quebró. La otra persona quedó endeudada, yo estaba en la ruina y, para colmo de males, me era imposible conseguir trabajo. Estaba tan deprimido que en distintas ocasiones contemple decisiones estúpidas para ahorrarme el pesar”.

Solución

“Salí adelante como pude y con la enseñanza de que una aventura de esa naturaleza requiere los estudios del mundo para arrancar y ser apenas medianamente segura”.

Diego, 28

Error

“Durante años no mantuve un control del dinero que ganaba y que gastaba. Aunque nunca estuve en ceros, compraba muchas cosas inútiles –como cervezas importadas- hasta que un día comencé a registrar cuánto gastaba al día y me puse límites cada quincena. Pude dejar de comer sopas instantáneas al fin de mes”.

Solución

“Después de un viaje con mis amigos y de gastar como si no hubiera un mañana, al regreso tuve que sobrevivir con cerca de 200 pesos. Así que comencé a limitar mis gastos semanales con base en lo que ganaba en ese entonces”.

Fernando, 24

Error

“Compré unas cosas (que realmente no necesitaba, eran más un lujo que otra cosa), entonces aproveché que en cierta institución hacían préstamos de hasta 10 mil pesos en 24 horas. El problema era que los intereses estaban algo altos pero aun así se acomodaban a mi bolsa”.

“Tuve un problema y no pude pagar dos meses, entonces comenzaron a llegar más réditos y se me hacía imposible. Sacando cuentas iba a ser casi más de la mitad de lo que pedí sólo de intereses, entonces tuve que pedir otro préstamo, lo hice y pagué el anterior, pero me pasó lo mismo con el nuevo…”.

Solución

“Así me aventé tres préstamos para que al final la única solución fuera vender las mismas cosas que había comprado, de ahí se me quitó la maña de pedir prestado”.

Daniela, 25

Error

“Gasté 20,000 pesos, no sé cómo. Cuando cumplí 18 años, mi mamá me dio 20,000 pesos de regalo. En ese momento no tenía idea de la "magnitud" del dinero, por lo cual se me hizo fácil gastar y gastar... ¿en qué? No sé. Ni siquiera lo metí a un fondo de ahorro, o una inversión o compré algo como un carro o viajé o blah... (seguro lo gasté en chucherías como ropa, accesorios o, lo peor, bo-rra-che-ras).  Solo recuerdo que de repente, como un mes después, escuché los regaños de mi madre preguntándome en qué me había gastado 20,000 pesos. La verdad es que en ese tiempo no consideraba importante ahorrar”.

Solución

"Aprendí que debo poner más atención en mis gastos y fijar un presupuesto".

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*livm

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