Adina Chelminsky

Aprendiz de brujo

Adina Chelminsky

16 Sep, 2016

Viva la independencia (laboral y financiera)

Me imagino que en algún momento de la lucha de Independencia, enfrentando los enormes retos de las batallas, Miguel Hidalgo se cuestionó si no hubiera sido mejor quedar siendo parte de la Nueva España.

En el mundo de los emprendedores ocurre lo mismo. Nos independizamos de la vida laboral tradicional porque, de una u otra manera, buscamos independencia. Independencia en horas de trabajo, de jefes, de paradigmas, de ideas o procesos que consideramos anacrónicos y que podemos hacer mejor y diferente.

Pero la independencia laboral, como el proverbial León, no es como la pintan. Quizá nos libremos del yugo del corporativismo o de la vida laboral tradicional, pero nos atamos a otros amos. Una de las características más comunes de todos los emprendedores, particular pero no exclusivamente en los primeros años de un nuevo negocio, es el cordón umbilical que se crea entre el emprendedor y su empresa. No sabemos en dónde acaba uno y en dónde empieza el otro. No es una cuestión de narcisismo. Es una simbiosis real. Por un lado la empresa depende, en enorme parte, del emprendedor… Por otra parte, el emprendedor depende, en el sentido financiero y emocional, de su empresa.

Este cordón umbilical puede sentirse como una cadena que en momentos puede llegar a pesar mucho. Puede generar angustia y puede desencadenar dudas sobre si el camino elegido es el correcto.

Esta dependencia es imposible de romper. COMo bien hubiera dicho Luis XV, de haber sido emprendedor, “La empresa soy yo”. Sin embargo, hay maneras de hacer que en vez de convertirse en un foco de conflicto interno se convierta en una fortaleza.

¿Cómo? En cuestión de la independencia del emprendedor los gritos de batalla deben ser:

¡Viva mi empresa! ¡Vivan los planes para el futuro! ¡Vivan las finanzas sanas! ¡Viva la separación entre casa y trabajo! ¡Viva!

1.- Planes para el futuro. El emprender muchas veces nos hace miopes. El énfasis de la vida se concentra en el corto o mediano plazo, que son los plazos dentro de los que la mayor parte de las decisiones de los negocios incipientes se toman. Hay que pensar en el futuro lejano. Aun cuando estos planes puedan cambiar conforme pase el tiempo, el tener una visión del futuro lejano nos permite actuar con mayor perspectiva e independencia en las decisiones contidianas.

2.-Una vida financiera personal lo más sana posible. El dinero, nos guste o no aceptarlo, es la columna vertebral de nuestra empresa y también de nuestra vida. En la manera en que las cuentas personales están en orden ( o sea organizadas con poca deuda y un nivel creciente, o por lo menos estable, de ahorros) podemos actuar de una manera más independiente del negocio. Obviamente, en la mayoría de los casos dependemos del ingreso corriente que nos brinda la empresa para vivir, pero si tenemos una vida tranquila, sana, podemos vivir con mayor estabilidad y menores preocupaciones. Además de que podemos tomar, dentro del negocio, decisiones más sanas. Es un poco como el trapecista que al saberse protegido por una red, tiene la seguridad para dar saltos más altos.

3.-Una clara separación entre casa y trabajo. En la medida en que un emprendedor pueda mantener una vida separada del trabajo (aun cuando en cantidad de tiempo ésta sea corta) puede sentirse independiente de su negocio. Esta vida personal puede incluir (¡debe incluir!) cuatro pilares fundamentales: El primero es el cuidado y atención a la salud personal, alimentación, ejercicio, medicina preventiva… El segundo es el fortalecimiento de las relaciones interpersonales: tiempo con la familia, los amigos. También se debe poner énfasis en el crecimiento intelectual: encontrar la manera de mejorar las habilidades existentes o aprender nuevas cosas y, por último, encontrar un poco de tiempo para el resguardo espiritual, ya sea en forma de una conexión religiosa o de alguna otra medicina para el alma.

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