Jesús Alberto Cano

Colegio Nacional de Economistas

Jesús Alberto Cano

3 Oct, 2016

Las condiciones de la economía actual nos demandan austeridad

El viernes 23 de septiembre, el secretario de hacienda, José Antonio Meade, se presentó ante la Cámara de Diputados para solicitar un presupuesto austero para 2017, y una semana después recurrió a la otra cámara, la del Senado de la República, para explicar la situación presupuestal de la Federación, ya que en los años previos se utilizaron los márgenes fiscales del crédito disponible para estimular la economía y ahora, con el complejo entorno internacional, se decidió cerrar ese ciclo, cumplir con un equilibrio en el ejercicio fiscal de 2017 y suspender la contratación de deuda.

El planteamiento, ahora presentado por el secretario de Hacienda, es “regresar a un entorno en que dejáramos de incurrir en déficit y endeudamiento, como se diseñó, y cumplir con el nuevo compromiso asumido”.

Evidentemente, implica una estrategia en la que se gastará un monto menor, por los recortes necesarios en las partidas a ejercer durante 2017, situación que suscitó inconformidades de parte de los que solicitan recursos del presupuesto federal. Por tanto, es imprescindible explicar, para que haya comprensión.

La caída de los precios del petróleo de hace dos años, y la situación ahora de la economía mundial nos obliga a esa estrategia. No se trata de crisis, pero sí de que se requerirá de la solidaridad con la austeridad de la federación, ya que de no aprobarse un presupuesto austero, el país se enfrentará a una situación vulnerable.

En ningún momento se planteó restarle recursos a las actividades normales, dependientes del presupuesto federal, pero la austeridad sí requiere de la solidaridad de los estados y municipios con el país. Es por tanto momento de que éstos, que han estado recurriendo a los recursos de la federación y al crédito disponible en la economía, tomen ahora sus propias acciones para solventar sus gastos y enfrentar, a la vez, el ambiente obligado de la austeridad.

Recurrir permanentemente o en exceso al crédito es mala conseja. Al final de cuentas, vivir del flujo corriente de los ingresos es la forma más sólida de solventar necesidades. Hace mucho tiempo que algunos ya no recurren a sus fuentes propias de financiar gastos, como es utilizar las atribuciones tributarias propias de las que disponen.

La decisión del Banco de México, el jueves de la semana pasada, de elevar la tasa de interés de referencia en la economía, en 50 puntos base de 4.25 a 4.75, llevará a que se generen ahorros en el sistema económico nacional y deberá ayudarnos a solventar parte de estas necesidades.

El gobernador y los subgobernadores del Banco de México, en sus consideraciones relacionadas con la decisión de elevar la tasa de interés de referencia del Instituto Central, nos comunicaron que “no se trata de iniciar un ciclo alcista, ni acción que anuncie tiempos de contracción monetaria. Se considera que el balance de riesgo para el crecimiento volvió a mostrar un deterioro, y que en corto plazo el balance de riesgos para la inflación se ha desgastado y no en el mediano plazo. En otras palabras, no debería preocuparse mucho por efectos de corto plazo, que además han sido parte del discurso tradicional del Banxico.

Ya hoy (y casi en todo el año) el mercado descuenta un recorte de calificación a México y a la par, los inversionistas extranjeros se mantienen firmes en bonos mexicanos, con sus coberturas respectivas. Al final, es el crecimiento lo que importa

*Economista

Twitter: @acanovelez

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