David Páramo

Análisis superior

David Páramo

14 Oct, 2016

Cambalache

Es probable que alguna vez haya escuchado un tango de Enrique Sánchez Discépolo llamado Cambalache que dice: “Que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé, en el 506 y en el 2000 también”.

Pues algo así sucede con los fraudes, vestidos de ideas geniales, en torno al sistema financiero. Parece que nada ha cambiado desde la especulación con los bulbos de tulipán en el siglo XVII o las veces que se han puesto de moda las ventas de lotes en la Luna o cualquier figura del mismo tipo.

En los últimos tiempos hemos visto el renacer de tres figuras que, por diferentes que puedan sonar, cumplen con los requisitos esenciales de un fraude: En una esquina, un grupo de ingenuos que quiere obtener ganancias porque piensa que es muy listo y está dispuesto a ir por la informalidad, en la otra, un vividor que (a veces comienza con buena fe) ve la posibilidad de quedarse con el dinero de los tontos.

La forma de estos fraudes es la misma, sólo cambian los adornos. Se ofrece algo que suena genial, que dará grandes rendimientos; para enganchar se utilizan palabras de moda y atractivas al sector que se está buscando y al principio sí hay alguna ganancia. Después de que truena el primero, se sucede una caída como un juego de Jenga.

En la primera caída no falta quien ofrezca tapar lo que llama un error, pedir que se pongan reglas, pero el daño está hecho y la pérdida de la confianza sólo acelera la caída.

PIRÁMIDES

Hace unos meses se pusieron muy de moda pirámides denominadas Telar de la Abundancia, Flor de la Abundancia o cualquier forma que hablara de riqueza. Algunos de estos mecanismos incluso decían que únicamente eran para mujeres porque ellas son más responsables o algún otro lugar de género socialmente aceptado.

Uno invita a dos, dos a cuatro y así hasta el infinito. Los que quedan arriba, ya sea por organizadores o suerte, ciertamente logran ganancias. Entre más grande o “exitosa” se vuelva la pirámide más rápido cae y más afectados tiene.

En diversas partes del país ya estallaron los casos de que el organizador de la pirámide ya no puede cumplir los compromisos, ya sea porque se robó el dinero o porque el esquema se agotó.

ORO MENSO

El segundo esquema de moda son las inversiones, dizque en el mercado Forex o en oro. Se le ofrece al ingenuo invertir en los mercados internacionales, tener ganancias aseguradas, comprar certificados de oro... Todo al alcance de la mano con pocos recursos y sin pasar por intermediarios financieros regulados en México. Aquí el malinchismo o lo que sea juega un gran papel, porque se les hace creer que en México bancos y casas de bolsa roban y afuera no.

Las primeras inversiones funcionan y cuando siente confianza y mete una gran cantidad, el mercado cambió, en ésta perdimos, pero si le metes más nos recuperamos. Si está pensando en el juego de ¿dónde quedó la bolita?, tiene razón.

JAVI NOBLE

Muchos de los que hoy están embobados con el esquema de crowfunding (les digo, un nombre cursi y pegador) vieron la genial película de Gaz Alazraki, Nosotros los nobles, seguramente rieron cuando oían las ideas geniales de Javi Noble de llevar gasolina a domicilio u organizar una mega cuba en el Estadio Azteca y les parecía un menso.

Sin embargo, ellos son peores. El crowfunding es un nombre hipster para un esquema que termina en fraude. Alguien tiene una idea y, por eso, se le llama emprendedor, el abuso del lenguaje otra vez, y un grupo de crédulos le meten dinero con la esperanza de que terminen siendo socios de una gran empresa.

Algo así como invertir en bolsa pero sin reglas y no en empresas constituidas sino en ideas. Las ideas son como la nariz, todo el mundo tiene una. El gancho es algo así como la ingenuidad, el emprendurismo (palabra que no existe) social y la solidaridad. No falta quien repite el lugar común y de moda: comercio justo.

Un grupo de personas como Fondeadora, Prestadora y Kubo Financiero le dan plataforma a las ideas y así se arranca.

Todo termina en Foodies, que es la primera de una cadena. El “emprendedor” emprende la huida con poco más de 936 mil pesos de 189 ingenuos. Fondeadora dice que para mantener el esquema y evitar la crisis sistémica en realidad, van a pagar y seguirán acciones para recuperar el dinero.

No podrán hacerlo con la siguiente ni con las que están por venir, puesto que algunos ingenuos se darán cuenta del riesgo y tratarán de recuperar su dinero generando una corrida al estilo Mary Poppins.

No faltarán aquellos, como los de Ficrea, que pidan intervención de la autoridad y que sea regulado el mercado. Cierto, ya algunos fueron con la Condusef. Los dueños de las plataformas dirán que le avisarán mejor los riesgos a los clientes y pedirán regulación... la misma porquería en el 506 y en el 2016.

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