David Páramo

Análisis superior

David Páramo

7 Nov, 2016

Sensatez y sentimientos

La elección presidencial en Estados Unidos necesariamente acapara una gran parte de la atención de los mercados financieros internacionales y, en México, genera incertidumbre sobre el impacto que podrá tener uno y otro candidato sobre nuestra economía.

Desgraciadamente, muchas de las reacciones han estado marcadas por una suerte de pánico e insensatez que rayan en lo ridículo.

Desde legisladoras como Mariana Gómez del Campo o Dolores Padierna, que en el Senado de la República se pusieron el viernes camisetas en apoyo a Hillary Clinton en un acto tan estúpido como violatorio al derecho internacional (imagine la reacción de los congresistas en México si en la próxima elección presidencial senadores de Estados Unidos se pusieran la camiseta de un candidato mexicano), hasta analistas que creen que el tipo de cambio podría superar 25 pesos por dólar.

SENTIMIENTOS

1.- Se cree, de una manera equivocada, que si gana Donald Trump a México le irá mal y si gana Clinton ocurrirá lo contrario. En ambos casos se trata de candidatos que tienen ideas proteccionistas que descarrilarán el TPP y que renegociarán el Tratado de Libre Comercio de América del Norte.

En los hechos, la candidata demócrata ha bloqueado acuerdos comerciales. Por cierto, no fue Bill Clinton quien negoció con México y Canadá el acuerdo comercial, hay quienes se confunden.

En materia de migración, los demócratas son más duros que los republicanos. Durante la administración de Barack Obama se ha registrado la mayor cantidad de deportaciones de la historia, cubierta para el discurso de la reforma migratoria.

2.- Se cree que Trump “odia” a los mexicanos. Ciertamente ha hecho afirmaciones fuera de lugar, pero que son usadas como un trampolín para conectar con el estadunidense promedio, ése que desea que América sea grande de nuevo y ve en la migración ilegal más problemas que beneficios.

3.- Hay quienes están indignados porque Trump plantea deportar a la mayor cantidad de ilegales (once millones de mexicanos). Se trata de personas que viven fuera de la ley en aquel país, que fueron expulsadas por el fracaso económico nacional y que, por tanto, deben ser nuestro problema.

Somos un país hipócrita que festeja las remesas como un éxito de la economía, cuando en realidad son la muestra de nuestro fracaso. Legisladores como Miguel Barbosa han dicho que se opondrían a deportaciones masivas, cuando esos mexicanos deberían tener en el país oportunidades de progreso y no ser vistos como la basura que nadie quiere.

SENSATEZ

Ante ésas y otras oleadas de sentimientos, muchos de ellos marcados por el pánico, hay quienes han reaccionado con sensatez.

1.- El secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, ha mandado mensajes de que más allá de quien gane las elecciones el país seguirá siendo una potencia exportadora e incluso confió en que ocupará el quinto lugar en materia automotriz en el corto plazo.

A esas declaraciones debería seguir un esfuerzo serio y dedicado para realmente diversificar más las exportaciones nacionales, tenemos demasiados huevos en esa canasta.

2.- El Banco de México y la Secretaría de Hacienda están actuando de manera coordinada y enviando señales de que no actuarán de una manera precipitada o con falta de información.

El fin de semana salieron a atajar la equivocada impresión de que José Antonio Meade y Agustín Carstens podrían tener diferendos sobre la manera de enfrentar el proceso electoral en Estados Unidos y la muy probable volatilidad cambiaria.

Meade publicó en su cuenta de Twitter una foto en la que la junta de gobierno del Banco de México y los más altos funcionarios de Hacienda están en una reunión y en la que elogia a Carstens.

En los hechos, ambas instituciones, que han tenido un manejo magistral de la volatilidad cambiaria, han dejado claro que no defenderán ningún nivel de tipo de cambio y que sólo intervendrían en caso de que el mercado esté distorsionado o se perciba que la inflación podría salirse de control.

Aquí es relevante no tener cerebro de lagartija. La meta de inflación de Banxico es de 3% más/menos un punto porcentual, es decir, si está en 3.1 o 3.2% a tasa anual no está fuera de la meta.

CONCLUSIÓN

Es necesario que muchos mexicanos abandonen el pensamiento mágico y comodino de pensar que uno u otro candidato a la Presidencia de Estados Unidos determinará el éxito o el fracaso de la economía.

Tanto Trump como Clinton están buscando el mejor interés de sus ciudadanos y harán lo que tengan que hacer en ese camino. Muchos mexicanos deberían aprender que nadie hará por nosotros lo que nosotros no hagamos por nosotros mismos.

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