Economía mexicana sigue viento en calma y recuperando algo de crecimiento

Las cifras tempranas reflejaban, a tasa anual, el Producto Interno Bruto de 1.9% y crecimiento en otros dinámicos sectores como el agropecuario, que venía a un ritmo anual de 4.5% y del sector servicios, 3.3%, mientras el crecimiento anual del PIB, a cifras originales, venía a una tasa que reflejó una igualmente importante expansión en el tercer trimestre.

Todo ello, no obstante que el gobierno federal había iniciado el año con una política de reducir el ritmo de su gasto presupuestal para terminarlo con equilibrio en las cuentas y un mínimo superávit, con margen de 0.5%. Se trataba de cerrar el 2016 con finanzas anuales cercanas al equilibrio, después de cinco años con déficit, cuyos financiamientos se fueron acumulando.

El PIB se repuso en el tercer trimestre comparado con el segundo de menor crecimiento, y su variación eliminó las preocupaciones iniciales sobre el inicio de una fase recesiva, según consideraron algunos analistas. La variación trimestral del indicador general sugiere que de julio a septiembre se registró un repunte de la actividad económica, en comparación con la contracción observada de abril a junio, cuando el PIB retrocedió 0.2% respecto del primer trimestre, de acuerdo con datos oportunos del Inegi.

A su vez, el financiamiento bancario crecía a un ritmo de 12.2% en septiembre, al superar tres billones 474 mil millones de pesos, según reportó el Banco de México.

A pesar de los recientes episodios de volatilidad, la moneda mexicana cerró octubre con una apreciación de 2.52%, debido a que el tipo de cambio cerró en 19.38 y concluyó operaciones el mes pasado en 18.90 unidades en el interbancario de Banxico.

Por su parte, el miércoles 2 de noviembre, la Fed, en su reunión del mercado abierto, decidió dejar sin cambio su tasa de interés de referencia en un rango de entre 0.25 y 0.50%. Sin embargo, expresó que “las condiciones para un alza continuaban fortaleciéndose” y el mercado interpretó que se refería a lo que podría ocurrir en la siguiente sesión del 14 de diciembre.

Y el secretario de Hacienda, José Antonio Meade Kuribreña, declaró que el gobierno mexicano no intervendría en el mercado cambiario, porque la volatilidad provocada por el proceso electoral de Estados Unidos “sería como echar gotas al mar, por ser un fenómeno internacional”, descartando la participación de la Comisión de Cambios, integrada por la SHCP y el Banco de México.

Por otra parte, las remesas que vienen de las miles de personas que mandan dinero a sus familias en México, con dólares, convertidos a pesos cada vez más depreciados, favorecen la cantidad de moneda nacional a la que se convierten al llegar al país. Los primeros nueve meses del año en curso llegaron a ser 383 mil 658 millones de pesos. Y el año pasado, durante el mismo periodo, llegaron 313 mil 509 millones de pesos. Esos envíos provienen de quienes viven en EU, originarios de Michoacán, Jalisco, Guanajuato, Estado de México, Puebla, Guerrero, Oaxaca, Ciudad de México y Veracruz, el 60%; y el otro 40% de otros estados, especialmente de los fronterizos.

Finalmente, Trump, el candidato a la Presidencia de Estados Unidos, seguía echando leña a la lumbre al decir que, si ganaba la elección, frenaría la entrada de autos mexicanos al mercado norteamericano con un arancel de 35% en violación al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y que, también, obstaculizaría los envíos de dinero de EU por venir de gente que en su mayoría violó la frontera para estar allí.

Tal medida tendría un efecto adverso también para ellos porque “por sí mismo un arancel es poco probable que lleve a firmas manufactureras de equipo original a regresar montos significativos, ya que “los seis modelos de autos con más porcentaje de insumo norteamericano, que son ensamblados en México para exportación a Estados Unidos, son Honda-CRV, el GM Chevrolet Cruze, la Toyota Tacoma, la Dodge Ram 1500, la GM Chevrolet Silverado y la GMC Sierra.

El tiempo dirá qué pasará.

*Economista

Twitter: @acanovelez