Marco Gonsen

Memoria Flash

Marco Gonsen

28 Feb, 2018

Samsung

 

Daegu es la cuarta urbe más grande de Corea del Sur que sobresale por su prolífica industria textil, pero a la que se le conoce también como “Ciudad de Manzanas”, por la calidad de la fruta que ahí se cultiva, la cual alcanza sello de exportación.

Justo ahí, el 1 de marzo de 1938, cuando aquel territorio era todavía una colonia japonesa, el empresario Byung-Chull Lee arrancó con 30 mil wons su propio negocio de venta de frutas, verduras y pescado seco, entre otros productos, los cuales exportaba a China. De aquella época aún se conserva la fotografía en blanco y negro de la fachada de un edificio que parece tienda y bodega, rodeado de personas que llevaban ahí sus carretillas.

No se trataba del primer emprendimiento de Lee, el más joven de cuatro hijos de una familia con solvencia económica, y que había intentado cursar una carrera en la Universidad de Waseda en Tokio, la cual debió interrumpir por enfermedad.

Fue en 1936 cuando debutó en el mundo de los negocios con un molino de arroz, para luego comprar una firma de transporte. Luego pidió prestado a los bancos para invertir en bienes raíces. Sin embargo, por aquellos años se atravesó la guerra entre China y Japón, causante de restricciones financieras que lo obligaron a vender todas aquellas empresas para saldar sus deudas.

A la apuesta comercial que estableció dos años después en Daegu la bautizó como Samsung Sanghoi. La primera palabra significa “tres estrellas” y éstas aparecieron dibujadas en los primeros logotipos, a los que se les dio el significado de “grande”, “poderoso” y “eterno”. La intención de estos adjetivos se iría consolidando poco tiempo después, ya en la era de la Corea independiente.

En 2010 se multiplicaron en la prensa surcoreana las semblanzas biográficas de Lee a propósito del centenario de su natalicio. La publicada por Jim Hyun-joo en Korea Herald destaca cómo el empresario incursionó en una diversidad de industrias como la azucarera, la cervecera y, por supuesto, la textil. En 1948 se mudó a Seúl, pero dos años después estalló la Guerra de Corea, con graves consecuencias económicas que afectarían sus proyectos. Logró sobrevivir a ellas, pero de ahí optó que Samsung se expandiera a otros negocios como maquinaria, construcción naval, petroquímica y, sobre todo, electrónica.

En el blog People & Culture de la página oficial Samsung Newsroom se narra una historia que comienza hace medio siglo, el 26 de febrero de 1968, con el establecimiento de un área de investigación y desarrollo en la empresa que en aquel entonces se llamaba Samsung Moolsan, y que el 8 de noviembre de ese año firmó un acuerdo de inversión y asociación tecnológica con la japonesa Sanyo. El 30 de diciembre Lee se reunió con otros seis altos ejecutivos de la corporación y ahí decidieron entrar a un campo definitivamente nuevo.

De aquel cónclave nació Samsung Electronics el 13 de enero de 1969, año en el que reclutaron a 137 aprendices que se capacitaron en las instalaciones de Sanyo y de NEC, otra gigante nipona. Su primera gran apuesta triunfadora fueron los televisores en blanco y negro, de los que llegó a fabricar hasta 480 mil al año.

Con el apoyo de Sanyo, Samsung incursionó desde la década de los 70 en la rama de los electrodomésticos y fabricó refrigeradores, lavadoras, ventiladores, estufas y ollas eléctricas, así como aire acondicionado, sin bajar la guardia en audio –por medio de radios AM/FM y cintas de cassete– y en calculadoras de escritorio.

Byung-Chull Lee murió en 1987, justo un año antes del lanzamiento del SH-100, el primer teléfono móvil de su compañía y cuya aparición coincidió con los Juegos Olímpicos de Seúl. No fue un gran éxito comercial, pues sus ventas no pasaron de dos mil unidades, pero ahí comenzó una carrera donde hoy es competidor hegemónico.

Samsung celebra esta semana sus 80 años de vida con una apuesta clara por la incorporación plena de la electrónica hogareña en el entorno del internet de las cosas –tal como anunció durante su conferencia en el CES 2018 de Las Vegas–, que en alguna forma remite a sus orígenes como pilar de la tecnología de uso doméstico.

Y, por supuesto, su festejo coincide con la presentación en Barcelona de los teléfonos Galaxy S9 y S9+, con los que peleará el liderazgo en un mercado donde uno de sus principales rivales está simbolizado por una manzana. De
California, por supuesto, no de la ciudad surcoreana que lo vio nacer.     

                marco.gonsen@gimm.com.mx

 

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