TLCAN sí se puede acelerar…

El mismo secretario de Economía mexicano, Ildefonso Guajardo, lo ha dicho: ya tocamos el hueso de las negociaciones comerciales. Escuchamos que la administración Trump ahora sí quiere acelerar las negociaciones.

Que Trump quiere llegar en dos semanas, el 13 y 14 de abril a la Cumbre de las Américas, con un nuevo TLCAN.

El único problema son, precisamente, los estadunidenses y sus demandas en temas y controversias que están perfectamente definidos.

De hecho, las reuniones ministeriales del TLCAN son cada vez más periódicas e intensas.

Los problemas por resolver siguen siendo los mismos:

1.- Regla de origen del sector automotriz, donde México ya dijo que sí va a aceptar un poco más de regla de origen regional, quizá pasando de 62.5% de contenido regional a uno más cercano a 70 por ciento.

De ahí que México haya promovido la evaluación quinquenal, pero del mismo acuerdo comercial. Imagínese: la señal de certidumbre para la inversión productiva sería nula. La inversión necesita de horizontes de largo plazo para realizarse.

3.- El capítulo 11 de solución de controversias, donde EU ha dicho que las diferencias sean dirimidas en las cortes judiciales de su país. Ahí hay un tema: la defensa como inversión con trato nacional de las inversiones estadunidenses.

La decisión de México es que si EU no quiere defender a sus empresas con trato nacional, a través de solución de controversias, pues que inviertan, pero sin ese instrumento jurídico.

4.- La temporalidad en exportaciones agropecuarias, donde México no acepta que cuando EU tenga buenas cosechas no compren las importaciones nacionales.

Otros que se frene la migración. La postura de la Cancillería mexicana, a cargo de Luis Videgaray, ha sido clara: las negociaciones comerciales son distintas al tema del muro. Y los temas de drogas y migración son temas propios de la agenda bilateral, donde hay cooperación. Lo que no se puede es poner al TLCAN como rehén de la agenda de Trump y su vocación electoral.

Con base en ello, dice López Obrador, decidirá de manera paciente, para dar su visto bueno del nuevo aeropuerto capitalino. Como sabemos, la Canaero, la cámara que reúne a las aerolíneas, ha dicho que el proyecto ya se evaluó de manera técnica, por años, y se decidió por Texcoco.

Pero López Obrador insiste en lo suyo: en evaluar al aeropuerto capitalino, que por cierto ya colocó siete mil 500 millones de dólares entre bonos verdes y Fibra E.