Prometer sí puede empobrecer al país

Empezaron los candidatos a prometer. Están en campaña. Es normal, pero también es natural saber cuáles son las promesas que sí son viables, sobre todo por el financiamiento.

Es su programa Avanzar Contigo, donde se trata de unir a la demanda con la oferta de instrumentos gubernamentales existentes, donde dice Meade no habría más deuda, pero sí un mejor uso de los recursos gubernamentales y, claro, de ahí se lanzó a promesas básicas: más escuelas de tiempo completo y guarderías para niños y para adultos mayores, así como créditos para las mujeres y becas para los jóvenes.

Meade, habiendo sido secretario de Hacienda y de Sedesol, supo realizar estas promesas argumentando viabilidad financiera, pues utilizaría instrumentos gubernamentales que ya existen, pero no llegan a quien deberían. Y redireccionando el gasto público.

O tiene problemas para señalar que fue el primero en proponer la baja del IVA en la frontera, cuando todo indica que López Obrador lo lanzó desde sus propuestas. Y no dice cómo resolverá esos menores ingresos.

También ha tenido problemas para su propuesta de la Secretaría de Seguridad Ciudadana. También fue presentada por López Obrador, y parece que antes. Anaya se defiende argumentando que así lo hicieron en Querétaro.

El problema de las propuestas de López Obrador suele ser su viabilidad. El construir otras dos refinerías, cuando hay seis, y cuando la importación de EU de gasolina es y va a ser muy económica, parecería tener poco sentido. De igual manera se duda de dónde sacarán el dinero para pagarle un salario de aprendices a los ninis.

Claramente, prometer no empobrece. Pero el problema es de dónde sacar el dinero para cumplir esas promesas. El programa de Meade parece que podría hacerse realidad utilizando bien los recursos públicos. El problema con Anaya es que sus propuestas económicas son bien intencionadas, pero con problemas de haberlas copiado y de bajar impuestos. El tema con López Obrador es de redoblar donde tuvo éxito como jefe de Gobierno capitalino, como los apoyos a adultos mayores, pero sus problemas son claros para financiar promesas como la de dar salarios de aprendices a los ninis o construir otras dos refinerías. En lo dicho: prometer no empobrece. El problema será cumplir las promesas de campaña y con qué financiamiento lograrlas.

La Asociación Mexicana de Distribuidores de Autos nos indica que la inflación y el menor poder adquisitivo ha golpeado las ventas automotrices. Y también el alza en las tasas de interés, que han incrementado los créditos automotrices.

Nissan siguió liderando la participación de mercado, con 23.8%. En segundo lugar quedó Volkswagen, con 14.2% de participación de mercado. El tercer lugar de ventas fue de General Motors, que ha resistido bastante bien con sus subcompactos. Obtuvo 13% de mercado. El cuarto lugar fue para Toyota, con 7.6%. El quinto lugar en ventas de unidades fue de KIA, que ha sido el mayor éxito en los últimos dos años. Kia tiene 6.9% de ventas de unidades. El sexto lugar lo tiene Honda, con 6.9%; el séptimo lugar, Fiat Chrysler, con 6.5%; el octavo lugar lo tiene Ford, con 5.4%; y Mazda, el noveno lugar, con 3.9% de participación en las ventas por unidades.