Coppel: ¡la inclusión no es moda importada!

Coppel, el grupo que tiene un brazo financiero con mucho músculo, se ha convertido en uno de los principales promotores de la inclusión financiera y bancarización del sector informal de la economía. Es una propuesta mexicana robusta y no presume de su activa capacidad digital. Sólo en 2022 sumó 1 millón 880 mil clientes y, en 2023, 1 millón 820 mil más sin historial de crédito, esto es, su primer crédito. Eso es inclusión, pues en más de la mitad de las cuentas aperturadas ha sido el principal oferente de un producto financiero formal, ya sea a través de BanCoppel o de Crédito Coppel. El 50% de sus clientes están en el sector informal y reciben su primer crédito sin comprobante de ingresos.

Desde que se renovó la aplicación de servicios digitales pasaron de 4 millones de usuarios a 7.5 millones que realizan 21 millones de transacciones de SPEI al mes, casi 217 millones en 2023, lo que le convierte, según las cifras del Banxico, en uno de los jugadores más activos del SPEI, no por monto sino por volumen.

Es, también, uno de los jugadores más importantes del mercado de remesas. El área financiera, que dirige Carlos López-Moctezuma, registra 15 millones 700 mil cuentas activas, con saldos promedio de 7,500 pesos y 13.9 millones de pagos de remesas, esto es, el 29% del mercado. Con una diferencia: el 60% del pago de remesas se hace con depósito para cuenta. Para este 2024, el grupo que preside Agustín Coppel tiene en la mira crecer en, al menos, 10% la captación real, continuar la diversificación de su cartera de crédito, que ya suma 60 mil millones de pesos (no hay números, pero estimo que en el balance de la tienda esta cifra se triplica), de los cuales la mitad son empresariales. Están por lanzar el crédito de nómina, avanzar en la colocación de crédito para autos usados (mercado de 14 millones de autos al año, 10 veces el de nuevos) y comenzar la colocación de crédito hipotecario.

Se invertirán 350 millones de pesos en tecnología adicional e infraestructura física (tienen 1,300 sucursales y 400 puntos de contacto), el año pasado fueron 400 millones de dólares, pues el modelo probado de la inclusión efectiva sí es digital, pero con apoyo físico y asesoría.

DE FONDOS A FONDO

#Unifin… Salir de un concurso mercantil en México y una bancarrota en Estados Unidos es complejo y doloroso para los deudores y acreedores, pero el caso de Unifin Financiera, que encabeza Rodrigo Lebois Mateos, ha resultado complejo porque pareciera una estafa bancaria y bursátil —que bien podría ser la más grande del sexenio—, al desvelarse que se gestó a través de varios vehículos financieros dotados de aparente legalidad, pero a costa, principalmente, de los ahorros de los usuarios de la banca privada, así como de inversionistas bursátiles.

Recordemos que se encuentra en concurso mercantil con adeudos superiores a los 80 mil millones de pesos, pero sorprendió conocer que Unifin está solicitando —dentro de la propuesta de convenio concursal— un financiamiento de salida a Bancomext, que dirige Luis Antonio Ramírez. Unifin enfrenta denuncias de diversos acreedores por prácticas cuestionables que podrían ser juzgadas como delictivas, abuso de confianza y administración fraudulenta, entre otras.

El juzgado concursal, que preside la jueza Olga Borja Cárdenas, ha dictado sentencia de Reconocimiento, Graduación y Prelación de Créditos, otorgando a Unifin un plazo para presentar un nuevo convenio con sus acreedores que le permita salir del concurso. Este segundo intento de Unifin provoca dudas sobre la capacidad de cumplimiento de pagos futuros de la financiera y, sobre todo, del consentimiento real de los acreedores firmantes del convenio.

Mire, Bancomext ha sido muy puntilloso en los casos en los que ha llegado a un acuerdo para facilitar la salida de concursos.

Existe la confianza de que, al realizar el análisis cuantitativo y cualitativo del crédito solicitado por Unifin, sus funcionarios y consejeros concluyan la inviabilidad de su otorgamiento por la situación legal y financiera que hoy en día mantiene y que, a los ojos de especialistas en reestructuras, requiere no de un crédito de salida de la institución de desarrollo, sino de una cantidad exorbitante para pagar deudas y repagar el nuevo crédito que solicita.