Electrificación vehicular: ¿tienen un plan de Estado?

Hoy se presenta en China el informe de la Organización Internacional de Energía sobre la perspectiva de uso del crudo y sus derivados como combustible automotriz. Apunta a que el crecimiento global en la demanda de crudo se reducirá en 2.4 millones de barriles diarios en este 2023 a 400 mil barriles diarios en 2028, debido al aumento del uso de fuentes eficientes de energía y a la venta de vehículos eléctricos; sin embargo, estas previsiones en Pemex, de Octavio Romero, y en la CFE, de Manuel Bartlett, no parecen ser realistas.

En México, al cierre del año pasado había registrados 1,146 centros de recarga pública, la mayoría ubicados en centros comerciales de la CDMX, área conurbada del Estado de México, Guadalajara y Monterrey. Y es lógico, ni el precio ni los incentivos de subsidio público que tienen China o EU impulsan su venta.

Entre 2020 y 2022 se han vendido en México 122,549 unidades electrificadas, la realidad de los EV es distinta. El 85.9% de esos autos registrados en los 32 estados es híbrido; el 8.2%, híbrido conectable, y el 5.9% son eléctricos enchufables. Esto es, unos 18 mil vehículos que requieren conectividad eléctrica, de un parque de 36.1 millones de vehículos.

Por lo pronto, ni en la SICT, de Jorge Nuño, ni en la de Economía, de Raquel Buenrostro, el tema es prioridad. El único que llegó a esbozar una política de Estado necesaria para avanzar la electrificación fue el hoy corcholatero Marcelo Ebrard, pero al verlo en el arranque de su campaña ayer en la CDMX en un bocho reconvertido a eléctrico, da muestra de su desconocimiento de las normas vigentes en materia de movilidad, electrificación y, sobre todo, seguridad. ¡Qué triste!

Para la secretaria de Energía, Rocío Nahle, su prioridad política no está en el impulso de los EV, y para la secretaria María Luis Albores, de la Semarnat, ni siquiera está en el suministro de combustibles limpios. ¡Eso no va con la 4T!

Volviendo al parque vehicular. Incluyendo la flota pesada, suma poco más de 52 millones de unidades, cerca de un millón son camiones de carga y mercancías. Y si lo consideramos por personas transportadas, el Sistema de Transporte Colectivo Metro mueve cerca de 90 millones de personas, que se elevan porque es la única ciudad que mueve Trolebús y una incipiente red de buses eléctricos; unos 15 millones entre los dos sistemas eléctricos en Monterrey, y cerca de 5 millones en los cuatro sistemas de transporte de Guadalajara.

En buses y camiones para transporte, los electrificados no representan el 5% del total del mercado de pasajeros y, en el caso de carga, están más relacionados con flotillas empresariales y de distribución (como la de Bimbo, con solución pronta), pero no representa más del 5% del mercado de distribución o flotillas.

¿Por qué no avanza? El mercado podría impulsarlo si no estuviese abierta la llave de la importación legal o ilegal de automóviles y camiones o tractos usados. No tendría que haber alguna clase de incentivo, pues así ha ocurrido lo mismo con los nórdicos que en Francia, Gran Bretaña, Estados Unidos, Japón y China.

Por ejemplo, la regularización de autos usados decretada por el Presidente, sumada a la importación legal de camiones, reduce en el primer caso el 10% del desplazamiento de unidades usadas en México y, en el caso de camiones, representan el 20% de un parque vehicular con edad superior a los 10 años.

En la ecuación juegan el ingreso de los hogares, las capacidades de la movilidad masiva, la reconversión de las flotas de transporte, pero, por ejemplo, según el E-Bus Radar, en América Latina hay 4,150 camiones (buses) eléctricos y no son ni Brasil ni México los que llevan la delantera. Son Chile y Colombia, y el proveedor dominante es China. Dicen que en dumping de acero probado llevan parte del precio y el otro tanto es subsidio, nulo arancel y financiamiento promedio inferior al norteamericano.

En México hay 623 equipos y fue notoria la preferencia de la exjefa de Gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum, por la marca Yutong, contrario a lo que acontece en el resto del mundo, penetrado por chinos, donde Foton y BYD llevan la delantera en buses.