Alicia Salgado

Cuenta corriente

Alicia Salgado

18 May, 2018

TLCAN: en el momento de las emociones

En el proceso de negociación de un acuerdo internacional es como el cierre de un deal en el mundo de los negocios. Cuando está el punto crucial del cierre, que deja las partes más difíciles sobre la mesa (precio, covenants, vigencia), se manejan todas las emociones y depende de cómo se responda a la amenaza, el enojo, la ansiedad, la necesidad, el apremio, la expectativa en juego, cómo realmente se distribuyen las ganancias del acuerdo.

Con el TLCAN, Trump arriesgó todo porque es el dueño del principal mercado de la región norteamericana, no sólo por valor de consumo, sino por valor de producción, pero la amenaza de no lograr cambios en la relación con sus dos principales vecinos y socios comerciales deja en condiciones débiles a 30% de su capacidad exportadora, que es lo que representan México y Canadá de su comercio exterior.

Por ello, están blofeando. Canadá enfrenta una fuerte presión opositora a la negociación del TLCAN, tanto así que Trudeau se juega su destino político y el de los liberales en ello. Peña no se juega su destino político en el TLCAN, pero está consciente de que se la juega México, y Trump sabe que su partido está en un proceso electoral difícil, donde su mayor riesgo está en perder la mayoría republicana en el Congreso para las elecciones de noviembre, de manera que la negociación del TLCAN y su conclusión es clave para la definición política futura.

Así deben escribirse las tres posturas que escuchamos ayer del presidente Donald Trump con el “¡México no ayuda en nada!”, que contrasta con el optimismo racional de Trudeau, entrevistado en el Economic Club de Nueva York después de hacer cabildeo intenso con el sector privado estadunidense, quien dijo que se tiene un buen acuerdo sobre la mesa al grado de que México puso una propuesta sobre la mesa en reglas de origen que resolvería en parte el enorme déficit comercial que tiene con Estados Unidos y permitiría la reatracción a Estados Unidos de alguna parte de los empleos mexicanos.

Le agregó que el problema es que el cierre dependía de que Estados Unidos elimine la “Sunset Clause”.

La respuesta a esa optimista y muy explícita declaración no se hizo esperar. El primero fue Ildefonso Guajardo, quien muy diplomático dijo a Trudeau que no habría acuerdo a costa del empleo de los mexicanos (¿se imagina la reacción atrás de los sindicatos automotrices para que saliera a la velocidad del tuit más rápido de Norteamérica?).

La propuesta sobre la mesa, acepta que 40% de la elaboración de partes incluida en la regla de origen se vaya a región de alto salario, mientras que 60% se pueda producir en región de bajo salario. Sólo que ahí pusieron el tema de servicios, porque el pago por patentes es altísimo de México, así que no sólo se debe revisar el déficit comercial, sino también el elevado superávit de servicios en contra de México.

Y finalmente, Lighthizer, quien circuló un escrito informal en el que responde a Trudeau con un balde de agua indicando que las negociaciones estaban lejos de cerrar porque persisten fuertes diferencias en temas clave como propiedad intelectual, acceso a mercados agrícolas (leche), el capítulo laboral y el tema energético (todos involucran a Canadá).

Un punto es importante. México sabe que no tiene prisa para obtener la ratificación del Senado antes de la elección porque el calendario político calculó que ese proceso lo deberá iniciar la administración que resulte electa el 1º de julio.

Estados Unidos quiere entregarlo en el actual periodo antes de la elección intermedia y también Canadá, pues de ello puede depender mucho la estrategia de campaña de muchos republicanos que buscan no perder su curul legislativa.

Por eso, entender qué está en juego en este momento es fundamental para leer las reacciones que tienen los negociadores, algunas veces conciliadoras, otras con baldes cargados de misiles gélidos y otras que mezclan temas que aumentan la suceptibilidad al grado de que hay quien dice que con cada misil antimigratorio de Trump, lo que busca es apoyar la carga emocional negativa a favor de AMLO, pues sabe que podrá ser más útil si desea prolongar o lograr un rechazo definitivo al TLCAN.

Ya ve, no sólo estos competidos e interesantes comicios se explican como una elección emocional, donde el único que parece que no lo ha entendido es mi estimado y respetado José Antonio Meade, quien sigue instalado en un gran personaje “experto en números”, sino que la negociación del TLCAN y las declaraciones que van y vienen también se encuentran en etapa de negociación final, por ende, abstenerse de gritar es clave. Ildefonso Guajardo no grita, pero es categórico. Ojalá lo intuya en el antitema el secretario de Relaciones Exteriores. El silencio puede ser una respuesta inteligente, pues en conflicto el presidente Enrique Peña y su silencio resultó más inteligente.

DE FONDOS A FONDO

#Accendo. Con nuevos accionistas, fusionando Investa con lo que queda de Deutsche Bank en México, por fin Enrique Vilatela aterrizará el periodo de incertidumbre que casi acumula tres años. Usted recordará que al equipo se unió Gustavo Vergara —gran personaje—. Para concretar el proceso, también se cambió la denominación social de Investa por la de Accendo Bank (supongo —no lo confirmé— que el grupo de accionistas que se sumó fue Accendo Capital Group, que encabeza John Farrel, con sede en Miami, y se dedica a administración de portafolios particulares y de clientes institucionales), pues desde mediados de marzo se concretó el aumento de capital que pasó de $734 millones 322,422 pesos a mil 122 millones 322,422.00 pesos.

El Grupo Accendo, en tanto fondo ventura, ha mostrado interés en el desarrollo de la industria fintech y su nuevo marco regulatorio en México, por lo que en el cambio de nombre de Investa, se encierra una modificación estructural en su modelo de negocio para tornar el servicio en uno enteramente digital.

La propuesta final fue evaluada por la Junta de Gobierno de la CNBV de estos días, por lo que tras ser autorizada, ahora sí viene el relanzamiento oficial el 23 de mayo. Como dirían en el negocio bancario: ¡Buen deal!, no desapareció un banco, acabó fortalecido.

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