¿Cuándo detendrán tanto despilfarro?

Con toda seguridad usted ha escuchado y/o leído críticas a ésta o aquella dependencia debido a decisiones diversas las cuales, sin duda, son merecidas. Sin embargo, ¿qué pensaría usted si le dijere que las críticas y señalamientos están mal orientados? ¿Qué diría y haría usted, si le dijere que el blanco correcto debería ser el Congreso de la Unión y sus legisladores en algunos casos y en otros, únicamente los 500 diputados?

Uno de los temas menos conocidos en México es la responsabilidad que en no pocos casos recae, no en la entidad gubernamental o la institución —autónoma o no— criticada, sino en el Poder Legislativo. Es más, es tal la virulencia con la cual se lanzan críticas a instituciones como el INE en relación con los montos de recursos que reciben los partidos, que a veces pienso que son los mismos legisladores los que estimulan a los críticos para ellos quedar a salvo de cualquier señalamiento.

• Sin embargo, las cosas llegan a niveles tales, que es imposible ocultar la responsabilidad que en ocasiones recae en el Legislativo y sus irresponsables e ignorantes integrantes. Tomo hoy el tema que en unas semanas discutirá y aprobará la Cámara de Diputados: El Proyecto de Decreto de Presupuesto de Egresos de la Federación 2021.

Ahí, en esa Cámara será discutido ese instrumento clave para la gobernación. El artículo 74 de la Constitución, Fracción IV, establece: Son facultades exclusivas de la Cámara de Diputados: aprobar anualmente el Presupuesto de Egresos de la Federación, previo examen, discusión y, en su caso, modificación del Proyecto enviado por el Ejecutivo Federal…”.

De ahí que la responsabilidad única en la asignación de recursos para los partidos políticos (artículo 41 de la Constitución) y para las obras emblemáticas de este gobierno las cuales, no por emblemáticas automáticamente adquieren viabilidad, recae exclusivamente en los diputados.

Luego entonces, es a ellos a quien debe reclamarse la asignación absurda y exagerada de recursos para los partidos y los asignados irresponsable y demagógicamente para ese dispendio que son Santa Lucía, Dos Bocas y Tren Maya. De la misma manera, son responsables de los dispendios casi criminales en buena parte de los programas que, nada que son de bienestar, sino del malestar.

En lo que respecta a leyes caducas y partes de algunas que son obstáculos para la inversión y la elevación de la productividad en la economía, la responsabilidad de su permanencia intocadas, es compartida entre ambas Cámaras del Congreso de la Unión. Es incalculable el daño causado por no atreverse a actualizar el acedo andamiaje jurídico que obstaculiza, encarece y retrasa, cuando no impide la inversión.

En consecuencia, cada vez que nos enteremos de medidas absurdas y autorizaciones para despilfarrar miles de millones de pesos, antes que criticar a la entidad ejecutora enfoquemos críticas y señalamientos al Legislativo el cual, rara vez es mencionado como el responsable de asignaciones ofensivas e irresponsables de recursos.

No permitamos que su irresponsabilidad en el manejo de los recursos públicos quede impune; al menos, ¡exhibámoslos!