Ángel Verdugo

Economía sin lágrimas

Ángel Verdugo

5 May, 2020

¿Cuánto durará (o duró) esta fantasía?

 

 

La duración del periodo durante el cual una persona da como viable el que una fantasía pueda volverse realidad, me dice un amigo, es menor a medida que la edad aumenta.

¿Hay, entonces, le pregunto, una relación inversamente proporcional entre ambos: creer en la fantasía y la edad? Pensativo, prefirió no responder.

Luego, entonces, ¿será cierto aquello? ¿En verdad, a medida que uno se hace viejo deja de creer en esas supercherías que afirman, sin rubor alguno, que una fantasía es nada menos que la etapa previa de la realidad?

  • Si bien, a bote pronto, por simple sentido común uno estaría tentado a afirmar que sí, que es correcta la afirmación de las primeras cuatro líneas del primer párrafo, la realidad que hoy enfrentamos en México la contradice de manera contundente.

Lo que hoy vemos aquí, sería, para decirlo claro, el contraargumento que refutaría aquello de la relación inversamente proporcional.

Sin embargo, por encima de la credulidad ciega y acrítica de millones de mexicanos, ¿o decenas de millones?, valdría la pena preguntarnos si esa conducta —ingenua por decir lo menos— será de larga duración o, como no pocos afirman ya, la realidad económica que ha creado este gobierno con su incapacidad para gobernar, hará que en pocos meses las fantasías que nos ha estado vendiendo un numeroso grupo de panegiristas interesados u oficiosos estos 17 meses del actual gobierno, vayan derecho al basurero de la historia.

Por otra parte, esas fantasías han sido —desde hace más de 20 años— la base que ha soportado la oferta ilusoria —casi infantil— del que hoy encabeza el gobierno.

Sin embargo, todo indica que no será la edad de sus seguidores la que la echará por tierra, sino algo irrefutable e imposible de negar: La realidad económica.

  • Para un observador objetivo de la situación que enfrentan desde hace meses el país y la economía, la primera conclusión es que, ante una pésima gobernación y sus efectos negativos no hay fantasía que valga, mucho menos que dure. La crudeza de las cifras y porcentajes de un grupo de indicadores, no deja lugar para ilusión alguna; en consecuencia, las fantasías caen hechas pedazos sin esperar a que quienes creyeron en ella, acumulen años.

Aquí y ahora, estamos ante esto último: jóvenes y viejos e intelectuales de prestigio como los analfabetos, en unos cuantos meses de desatinos y ocurrencias de un gobierno sin idea alguna de lo que debe ser la gobernación de un país como el nuestro, se han dado cuenta de que las fantasías prometidas —sin fundamento y viabilidad alguna— son únicamente eso, fantasías y sueños de demagogos que pretendieron vendernos cuentas de vidrio como los más preciosos brillantes.

Las fantasías irrealizables —como lo son todas—, las desnudó la realidad, la cual generó aquél que tomó sus mentiras como verdades axiomáticas, que tomó como viables sus ilusiones juveniles de hace 40 o más años, resultado de lecturas mal entendidas y frustraciones y envidia social.

  • Hoy, poco margen de maniobra le queda: o se retira, o acepta su incapacidad para gobernar y rectifica, o sigue hundiendo al país y su economía aferrado a lo que sabe ya, jamás será realidad.

 

 

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