Ángel Verdugo

Economía sin lágrimas

Ángel Verdugo

19 Dic, 2019

Cuidemos las economías regionales exitosas

Cuando uno sale de la CDMX por razones de índole diversa, y visita alguna de las entidades exitosas en materia de crecimiento económico, en cuanto platicamos en alguna con prácticamente cualquier agente económico privado, salta el tema bien conocido por quienes están familiarizados con la situación de aquéllas.

Dicho tema, no es otro que el largo rosario de trabas impuestas —desde hace muchos años— por una burocracia centralizada y centralista la cual, además de una corrupción profundamente arraigada, también exhibe sin el menor recato una ignorancia casi total de las grandes transformaciones que en materia económica se han registrado en el mundo desde hace, por lo menos, sesenta o setenta años.

La burocracia federal es, frente al crecimiento de la economía, el gran obstáculo que dificulta y encarece —cuando no impide— el desempeño eficiente de buen número de las actividades económicas que desde la apertura el año 1987, se han incorporado a la globalidad.

La actitud de la burocracia federal busca, esencialmente, mantener intocado un poder casi absoluto sobre los agentes económicos privados del país; para agravar las cosas, este grupo casi mafioso cuenta con el apoyo abierto y activo del gobernante en turno y por si faltare, también de los integrantes de ambas Cámaras del Congreso de la Unión.

Estos, gobernante y legisladores, ven a los agentes económicos privados como fuente inagotable de recursos, no para estimular la economía sino para fortalecer los instrumentos de control de las clientelas políticas y también, en el colmo del daño a la modernización y la elevación de la productividad, para la conformación de nuevas. Hoy, cuando es más que evidente el imperativo de actualizar el mecanismo mediante el cual se reparte a las entidades federativas una parte de los recursos captados por el erario, los incentivos perversos para mantener en el atraso a buen número de entidades constituyen, una buena parte del pastel a repartir la cual, lejos de estimular el cambio perpetúa el actual estado de cosas.

Entidades exitosas cuyas tasas de crecimiento no las alcanzan Oaxaca y Chiapas por ejemplo, batallan para seguir invirtiendo en infraestructura y la formación de capital humano calificado para competir exitosamente en los mercados globales.

Para decirlo claro, el actual mecanismo quita a quienes se esfuerzan por mejorar, para darles más a otras donde están las grandes reservas electorales. Bonito sistema de repartir recursos que premia al gobernante demagogo y a los pedigüeños eternos, y castiga a los que se esfuerzan por ser mejores. Qué fácil es quitarle a Chihuahua, Nuevo León, Guanajuato y Querétaro por ejemplo, para darle más a Oaxaca y a Chiapas.

Un mecanismo sensato buscaría fortalecer las entidades exitosas para que los interesados en mejorar que viven en las que dependen casi totalmente de los recursos federales para seguir manteniendo estructuras clientelares, migren a aquéllas.

Estimulemos a las exitosas y exijamos a las que ya les gustó vivir en la dependencia del recurso que aquéllas aportan, y mejor fijémosles metas precisas en vez de la dádiva eterna.

 

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