Ángel Verdugo

Economía sin lágrimas

Ángel Verdugo

8 Ago, 2019

De no haber rectificación, ¿qué esperaríamos?

No me cansaré de repetir: a nosotros, los mexicanos, nada nos molesta más que nos obliguen a pensar en el futuro; lo nuestro es el tiempo opuesto: el pasado y en no pocos casos, el antepasado.

No es infrecuente que, ante gobernaciones marcadas por la incapacidad y la inexperiencia —tanto del gobernante como de su equipo cercano—, sus babeantes e hipnotizados seguidores den como único argumento para defenderlos de las críticas de lo visto y padecido, la baratija esa del pasado como el mejor de los futuros. Añoran un pasado idílico que sólo existe en sus mentes calenturientas.

Hoy, también, los que pretenden defender el desastre actual cuando alguien critica lo que se padece, salen con otra imbecilidad: ¿Por qué no criticaste al gobierno anterior? De la misma manera, cuando alguien pone en el centro de la discusión las transformaciones de estos últimos 30 años, los adoradores del pasado y masoquistas que gozan con la tragedia actual, mencionan un periodo de la historia de México que desconocen por completo; un pasado inventado por ellos al cual bautizaron como Desarrollo Estabilizador.

Lo ridículo o lo trágico de este último seudoargumento, es que los que lo expresan no tienen la menor idea de lo que en realidad fueron esos años; citan esa expresión como soporte de su posición que es, finalmente, ideología barata y vulgarizada. La repiten mecánicamente sin entender —en lo más mínimo—, las palabras sin sustento y sentido del que hoy desgobierna este país.

Esta forma de responder la crítica del otro, impide o cuando menos dificulta, que pensemos en lo que nos esperaría en un futuro cercano de no rectificar la ruta actual, la que nos lleva al precipicio. En otras palabras, ¿qué nos impide intentar imaginar siquiera, a dónde nos lleva esta gobernación errática la cual, dígase lo que se diga, no responde en modo alguno a lo que la realidad exige aquí y ahora?

Los datos duros de la economía y su desempeño —que instituciones diversas arrojan mes a mes— nos dicen, sin resquicio alguno para la duda, que las cosas van mal y empeorando; ante los señalamientos soportados en datos duros, la respuesta es la de un retrasado mental: ¿Por qué no criticaste a Peña?, o ¿dónde estabas cuando Peña, Calderón y Fox destrozaban al país?

No hay —en quienes así argumentan—, la menor comprensión de que debemos ver al futuro, no sin antes aceptar que esta gobernación nos llevaría a la debacle de no rectificar. La educación recibida les impide hacerlo; de ahí su inclinación natural e inmediata a ver al pasado; hacia el futuro, ¡nada!

De estar de acuerdo conmigo, lo invito a pensar a dónde vamos o de preferirlo, a dónde nos lleva esta gobernación de incapaces e ignorantes. ¿Qué pasaría con México y su economía, de no rectificar el rumbo y visión que defiende este gobernante y su gobierno? ¿Por qué no pensar en el desenlace que esta gobernación pedestre produciría, de no rectificar?

¿Se atrevería usted a dejar de lado la fe ciega con la cual juzga esta gobernación y al que la aplica, y reemplazarla con objetividad a ver qué resulta? Le pido, por los suyos y su futuro, atreverse.

 

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