Ángel Verdugo

Economía sin lágrimas

Ángel Verdugo

2 Abr, 2020

¡Dejen de buscar, el mal está en sus ideas!

La realidad, en modo alguno es limitada y prudente en eso de exhibir a políticos, más bien son estos los que intentan —por todos los medios a su alcance— ocultar cómo son y lo que en verdad son.

Esos esfuerzos son más obvios durante las crisis, sean éstas de índole económica o política; es ahí cuando el político se afana para buscar responsables de los problemas que generó.

Otros son, siempre, los causantes de los males que él, con su poder y autoadjudicadas cualidades que van de la inteligencia superior, pasan por la entrega desinteresada al servicio del pueblo que dice salvará para llegar, finalmente, a su honradez fingida que alcanza niveles inalcanzables e incomprensibles para los pecadores promedio.

Sin embargo, las más de las veces, esos fanáticos iluminados de ideas caducas —tanto en lo económico como en lo político— causan más problemas de los que dicen querer resolver; los intentos de llevarlas a la práctica, casi siempre terminan mal, no sólo por lo desfasado históricamente de las mismas, sino por la ignorancia, la soberbia y la incapacidad de los nuevos mesías para entender la realidad. Esta limitación es la que origina todo lo demás, y los lleva a casi todos a perder la razón.

 

América Latina ha sufrido —desde hace años— gobiernos encabezados por esos personajes, apellidos como Perón, Alemán, Castro, Guevara, Echeverría, Ortega, Chávez, Correa, Bucaram y más recientemente Kirchner, Maduro y López, forman parte ya de lo más ignominioso de la historia de América Latina.

Ahora bien, ¿qué es lo peor de ellos que explica la destrucción de economías y países? ¿Acaso sus instintos criminales cual si fueren asesinos vulgares, o la corrupción ofensiva y desenfrenada de casi todos ellos que los lleva, sin freno alguno a saquear inmisericordemente a sus países?

Si bien respeto la posición de quien piense que una o ambas de esas cualidades son lo peor que cada uno posee, soy de la idea que se equivocan. Para mí, lo peor que explica el desastre y la ruina que causan a sus países y su población y a la economía, son sus ideas; su ideología y visión del desarrollo y el crecimiento.

De revisar el proceso cubano desde el año 59 a la fecha, el de Venezuela con Chávez y Maduro,

el de Ortega y su esposa en Nicaragua, el de Kirchner y su viuda en Argentina y hoy, el de los últimos 16 meses en México, la conclusión es obvia, son las ideas y la visión que cada uno de ellos sostiene de lo que perversamente piensa o considera que debe ser su misión.

 

Si bien los primeros cuatro ejemplos tienen como común denominador la instauración del socialismo, en México no es así; la visión de López es una mezcla de posiciones hipócritamente cristianas con citas bíblicas fuera de contexto, aderezadas todas con consignas moralinas que causan, más que interés, hilaridad.

Sin embargo, por encima de esa diferencia, la historia de esos países muestra que el desenlace es el mismo: desastre económico y conflicto político, y pérdida de lo logrado en años de sacrificios.

Por ello, no dejaré de señalar que lo peor y más peligroso de aquellos no es otra cosa que sus ideas, las ideas de Mesías perversos.

 

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