Ángel Verdugo

Economía sin lágrimas

Ángel Verdugo

14 Nov, 2019

¿Podríamos verlo aquí, y en Venezuela y Nicaragua?

Un cambio que hizo posible la apertura económica y la incorporación a la globalidad —hace tres decenios—, fue empezar a ver los acontecimientos que se registraban fuera de México, con “otros ojos”. Asimismo, más recientemente, fue poder verlos en tiempo real, en el instante mismo que se registraban.

Las consecuencias de esos cambios, pienso, aún no las hemos justipreciado. Antes del año 1987, los sucesos registrados fuera de nuestras fronteras tenían, horas o días después —cuando veíamos las imágenes y leíamos los reportajes— cierta carga histórica y pérdida de actualidad. En cambio, la simultaneidad que los avances científicos y tecnólogicos hacen posible hoy —verlos al tiempo que se dan—, agrega algo que entonces no teníamos.

¿Qué es lo que no teníamos frente a los sucesos de hace unos cuantos años? Básicamente, un impacto inmediato al ver —en tiempo real— los acontecimientos, y poder elaborar una idea acerca de sus consecuencias la cual, repito, la podemos deducir al despojarlos, la simultaneidad, de la carga histórica que se genera cuando vemos las imágenes y leemos las crónicas, días o meses después.

¿En qué se traduce dicho impacto? Primero, en un involucramiento que nos lleva —casi siempre— a tomar partido, dadas las imágenes y las crónicas que relatan posiciones y razones de cada una de las partes involucradas y también, a definir las causas del conflicto y posibles escenarios resultantes, aún cuando carezcamos de datos duros y de la información necesaria de los antecedentes.

En pocas palabras, la simultaneidad nos convierte, conscientemente o no, en actores virtuales de los sucesos que vemos en tiempo real; pasamos así, del viejo papel de espectadores pasivos al nuevo: actores virtuales en el conflicto presenciado.

Dos ejemplos recientes podrían probar lo que afirmo; el primero, no obstante llevar meses de haber comenzado, el nivel de violencia y encono entre las partes no ha cedido, y las amenazas de uno de los gobiernos involucrados están más cerca de materializarse. El segundo, son los sucesos  en Chile y en Bolivia.

Al ver las imágenes de los enfrentamientos en estos países, ¿quién permanecería impasible? Además, como consecuencia de “nuestra participación virtual” en ellos, ¿qué conclusiones elaboraríamos al ver en tiempo real los enfrentamientos y escuchar, al mismo tiempo, las razones de los que protestan y las de los gobernantes? ¿A quién daríamos —desde nuestra participación virtual— la razón y la victoria, si concluyéremos que al final habría un vencedor?

Ahora, veamos otro elemento que dejé para el final; ¿qué conclusiones estaría tentado a elaborar un participante virtual mexicano, por ejemplo, al ver los disturbios de Chile y Bolivia y afirmar, casi siempre sin fundamento, que entendió a cabalidad el porqué de los mismos? ¿Acaso podría concluir, al ver que algunas de las causas de aquellas protestas también están presentes en México, que éstas podrían repetirse aquí?

Frente a todo eso, ¿qué piensa usted? ¿Ve factible que como en Bolivia, López renunciaría? ¿Y en Venezuela y Nicaragua, Maduro y Ortega también lo harían?

Síguenos en Twitter @DineroEnImagen y Facebook, o visita nuestro canal de YouTube