Ángel Verdugo

Economía sin lágrimas

Ángel Verdugo

15 Oct, 2019

¿Por qué el crecimiento ha sido tan pequeño?

Los últimos días han sido ricos en pronósticos del crecimiento de la economía mexicana para éste y el próximo año.

Las instituciones que los han dado a conocer son diversas, tanto las organizaciones multilaterales como las áreas de investigación de bancos de México, como de otros países han echado su cuarto a espadas y predicen porcentajes del PIB que son preocupantes.

Si bien no pocos son escépticos acerca de estos ejercicios de prospectiva económica, muchos más los toman en serio; al revisarlos, tanto los pronósticos más pesimistas –objetivos los llaman algunos– como los que podrían ser lo opuesto –optimistas– nos envían un mensaje que parece no estamos atendiendo.

¿Por qué nuestra economía durante más de treinta años, no ha podido rebasar de manera consistente y mantenerse así la barrera del 2.3% de promedio anual del crecimiento de su PIB?

¿Qué explica que durante más de tres decenios no hemos podido, sabido o querido aprovechar los periodos expansivos de la economía de nuestro principal socio comercial?

¿Qué nos ha impedido –sistemática y permanentemente– aprovechar los periodos de éxito económico de Estados Unidos? Esta vez, por ejemplo, la economía de nuestro principal socio comercial ha venido creciendo poco más de diez años y nosotros sumidos en la mediocridad económica; no es, en modo alguno, consecuencia de la gobernación de éste o aquel partido porque, nuestra mediocridad económica parece ser la divisa que distingue a los que nos han gobernado al margen del partido en el gobierno.

Dicho lo anterior de otra manera:

El crecimiento de la economía no se nos da; es decir, crecer no es lo nuestro.

No obstante el peligro que para la estabilidad política representa no crecer por periodos tan prolongados, nosotros, o si lo prefiere, nuestros políticos, no prestan la atención que un problema estructural como ése exige.

¿Tiene usted alguna idea de las causas o la determinante del porqué no crecemos? ¿Es usted capaz de imaginar las consecuencias de jamás rebasar el 2.3% de crecimiento del PIB? Y lo peor, ¿por qué países hermanos como Perú lo han logrado, no se diga ya la República Popular China y la India?

Estos países, como muchos otros, han demostrado que, al margen del estado de atraso y carencia de éstos o aquellos recursos, es factible y viable crecer por periodos prolongados por encima del 4.0 por ciento. ¿Y por qué no México?

¿Ignoramos las causas del crecimiento económico en una economía abierta? ¿Y tanto doctor que ha pasado por los corredores del sector público? ¿Qué hicieron esos años que fueron funcionarios?

Hoy, cuando las cosas no están fáciles, ni lo son, sino que cada día lucen más complicadas, ¿por qué la falta de crecimiento no ocupa el centro de nuestras discusiones?

¿A qué se debe que la búsqueda del cadáver de José José genere más interés en millones que la falta de crecimiento?

¿Qué explica el interés por el misterio de la boda real o inventada entre dos damas de la farándula y a nadie parece interesar no crecer?

¿Acaso no llegó ya la hora de empezar a interesarnos en las causas del mediocre crecimiento económico, para empezar a corregirlas?

 

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