Carlos Velázquez

Veranda

Carlos Velázquez

28 Jul, 2023

En la CDMX, pocas colonias se benefician del turismo

  • Hoy, las inversiones turísticas se siguen concentrando en las mismas alcaldías donde se encuentran los principales atractivos turísticos de la capital, pues el mercado manda.

Hace más de cuatro años y medio, cuando Claudia Sheinbaum llegó a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, su entonces secretario de Turismo, Carlos Mackinlay, se llenaba la boca diciendo que le llevarían los beneficios del turismo a todas las alcaldías de la capital.

En su truculenta imaginación, bastaría con pedirle a los empresarios que, en lugar de invertir en la Condesa, lo hicieran en Iztapalapa, y que ya no lo hicieran en Polanco, sino en Iztacalco.

Hoy, las inversiones turísticas se siguen concentrando en las mismas alcaldías donde se encuentran los principales atractivos turísticos de la capital, pues el mercado manda.

De 28 nuevos hoteles que presuntamente estarán abiertos en la CDMX entre 2022 y 2024, la totalidad de ellos se ubicarán en las colonias Roma, Condesa, Del Valle, Nápoles, Juárez, Centro Histórico, Escandón, Anzures, Tabacalera, Guadalupe Inn y en Contadero.

Salvo esta última colonia, cercana a zonas residenciales y de negocios, el resto se encuentra en las mismas áreas de siempre.

Hoy, Nathalie Desplas, sucesora de Paola Félix, está trabajando duro para abrir la Ruta de Cortés, en la delegación Tláhuac, que incluye la visita de un canal de la época de la colonia.

Además, publicó una guía de Turismo de Naturaleza, para visitar las pocas zonas verdes que existen en la capital.

Con todo su esfuerzo y buena voluntad, ni remotamente se estará consiguiendo que, al cierre de esta administración, los “beneficios del turismo” lleguen a las delegaciones donde se concentran las personas de menores ingresos.

Para que esto realmente suceda, primero sería importante mostrarle esos productos diferentes al público y a los potenciales inversionistas, pues en muchos casos habría que crearlos de cero.

Luis Eduardo Ros, un respetado extitular de Turismo de Veracruz, tiene entre sus medallas haber apoyado el desarrollo y posicionamiento del turismo de naturaleza cerca de Coatepec.

Si hoy esa entidad sigue siendo un baluarte de las experiencias de aventura es, en buena medida, por lo que se hizo hace más de 20 años.

Su fórmula fue de librito, pues ya había algunos empresarios que estaban desarrollando producto turístico en esa zona y él se convirtió en facilitador y después en un importante promotor de actividades, como el descenso en río.

Con esa experiencia fue contratado por el actual presidente municipal de Iguala, David Gama, para que promoviera la llegada de viajeros a esa localidad, donde nació la bandera mexicana y se llevaron a cabo algunos episodios destacados de la historia de México.

Pero, con su colmillo, consideró que la cultura y la historia eran un gran complemento, aunque no una razón para visitar esa ciudad y, en cambio, descubrió una experiencia gastronómica riquísima a partir de la cual planteó opciones para que los “beneficios del turismo” llegaran a ese lugar.

Todavía más poderoso en el caso de la CDMX sería desarrollar un nuevo parque de atracciones, una experiencia de adrenalina única o de realidad aumentada a través de la tecnología.

Un país como Abu Dabi hizo eso en la isla Yas, donde, por ejemplo, está la montaña rusa más rápida del mundo.

Si en la próxima administración no queremos ver al siguiente Mackinlay con otra historia vacía, aunque pletórica de buenos deseos, valdría la pena analizar seriamente cómo llevar los beneficios del turismo fuera de Polanco y de la Condesa.

 

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