Relocalización

No cabe ninguna duda de que el nearshoring está cambiando el juego en México, es una de esas cosas que ocurren una vez en 15 años y que modifican sustancialmente la manera en la que se dan las cosas dentro de un país.

Así que bien vale la pena ir poniendo énfasis en aquellas estrategias que están llamando la atención, ya sea para mal o para bien.

Como primer punto, debe destacarse la falta de una política de promoción por parte del gobierno federal. En los hechos, parecería que no es un tema que les agrada por cuestiones ideológicas. El Presidente ha puesto, una y otra vez, obstáculos a la llegada de capitales extranjeros, al tiempo que ha mantenido un discurso hostil hacia las empresas.

Lo mismo hay declaraciones en contra de sectores completos, como la minería canadiense, a la que, sin pruebas, se acusó de no usar las normas ecológicas o laborales de su país en México; como ejemplo tenemos los obstáculos extralegales a inversiones, como la planta de Constellation Brands, que tuvo que cambiar su planta, o el riesgo en el que se puso a la inversión de Tesla por un capricho.

No estaría completa la lista si no se considerara el impacto negativo que tuvieron las condiciones extralegales para la venta de Banamex, puesto que alejó a muchos postores que pudieron haber tenido interés en la operación.

A pesar de esta política que, evidentemente, no ha sido proclive a la inversión, ésta llega a México en la ola de la relocalización. En los primeros meses del año, la IED ha sido de 13,000 millones de dólares; ha aumentado, por primera vez en más de una década, la inversión en maquinaria y equipo y, en general, hay un muy positivo clima en los negocios.

Si analizamos datos como los que generó esta misma semana el Consejo Ejecutivo de Empresas Globales, presidido por Alberto de la Fuente, o los elaborados por HSBC, destacan que la relocalización está dando velocidad al crecimiento económico. De hecho, lo que algunos llaman el consenso de los analistas coincide con organismos financieros internacionales en aumentar su estimación de crecimiento para la economía durante este año. Si los datos se parecen a los pronósticos, estaríamos cerca de recuperar el PIB per cápita que teníamos en 2018.

REMATE EXITOSO

Así las cosas, bien vale la pena destacar a aquellos que están teniendo más éxito con la relocalización. El Padre del Análisis Superior comenzará con dos ejemplos: el primero a nivel estatal y el segundo a nivel bancario.

Mauricio Vila logró descifrar la clave, Yucatán es la tercera entidad que más inversión ha atraído con el nearshoring, puesto que ha logrado cubrir todas las bases:

Encontró la manera de convencer al gobierno federal de construir dos plantas de ciclo combinado para tener energía suficiente; está haciendo crecer, tanto a Puerto Progreso como la terminal aérea.

Yucatán es la entidad con menor número de delitos en el país, en buena medida por la gran colaboración que ha desarrollado con los policías, a quienes se les han disminuido los incentivos para estar del lado equivocado de la ley.

Como ya le ha informado el PAS, en materia bancaria, HSBC, encabezado por Jorge Arce, está comenzando a cosechar muy buenos resultados por apegarse a una estrategia que va de lo global hasta lo local.

Por una parte, financia las operaciones globales, pero no se queda ahí, sino que llega hasta el extremo de financiar a los funcionarios relocalizados a tener servicios bancarios personales. Se trata de dar paquetes integrales que puedan solucionar todas las necesidades financieras de sus clientes.

Quienes no comprendan que las cosas ya no se pueden seguir haciendo como siempre, muy posiblemente perderán terreno ante esta nueva realidad y habrá otros en el ámbito empresarial y regional que serán los grandes ganadores.

REMATE INCLUYENTE

Aeroméxico, encabezada por Andrés Conesa, es como HSBC, pues la inclusión es un acto permanente y no figura de relumbrón. La empresa aérea anunció que serán la línea oficial de los Gay Games, que se realizarán en Guadalajara del 3 al 11 de noviembre.

Cuando la inclusión es una práctica cotidiana, no un acto, muchas veces, comercial, que se realiza en fechas determinadas, debe ser claramente destacado, puesto que ésa es la mejor manera de normalizar la inclusión. No debe tratarse de un asunto aislado o anecdótico, sino de algo que sucede diariamente.