David Páramo

Análisis superior

David Páramo

20 Mar, 2023

Todo mal

La frivolidad con la que se comportó Daniel Becker como presidente de la Asociación de Bancos de México resultó verdaderamente patética. Quienes en privado lo criticaban se referían a él como un presidente ausente, más ocupado en asuntos personales, como su cruzada para tratar de comprar el negocio de menudeo de Citibanamex, y en establecer una red de contactos privados, que en ser un dirigente gremial ocupado en los asuntos importantes.

El último ejemplo: Becker dijo públicamente que se había enterado de la disposición publicada en el Diario Oficial de la Federación el 15 de febrero, según la cual las instituciones del gobierno federal tendrían que cerrar el último día de este mes sus cuentas, cuando eso apareció publicado en medios de comunicación, destacadamente en la columna del Padre del Análisis Superior.

Pero no quedó ahí, puesto que inmediatamente se convirtió en vocero oficioso de la Tesorería de la Federación, diciendo que Elvira Concheiro le había pedido que él diera la explicaciones que le correspondían a la Secretaría de Hacienda; no quería que nada le manchara su fiesta, en la que anunció, escurriendo cursilería, las bodas de dos de sus hijos.

REMATE PANDÉMICO

Sería patético que estallara una crisis bancaria internacional y, días antes, el gremio hubiera estado ocupado en esas frivolidades patéticas.

Las tensiones que se vivieron durante el fin de semana con el salvamento de UBS a Credit Suisse por 3,000 millones de dólares dejan claro, sin lugar a ninguna duda, que habrá una enfermedad pandémica para la banca mundial.

Los bancos y gobiernos que no estén sólidos seguirán cayendo enfermos. Sistemas como el mexicano, que están muy sólidos, tendrán algunas afectaciones, pero están muy lejos de caer en situaciones como las que se han vivido en el pasado.

En cuanto a la deuda soberana, México también parecería muy bien vacunado. Se está cumpliendo el principio de que, cuando suben las tasas de interés de una manera tan abrupta, como lo está haciendo la Fed, algo se resquebraja. Parece que, en este caso, no es México.

Todavía muchos siguen preguntándose por qué se hizo la Convención Bancaria en Mérida. Es cierto que había quienes creían que era buena idea dejar de hacerla en Acapulco y se subieron a un barco al que los invitó Becker, en contra de la opinión de la Presidencia de la República.

Algunos dicen que este hombre, incluso, puso en riesgo la presencia del jefe del Ejecutivo, que no quería asistir ahí y, peor todavía, que tuvo que aguantar un larguísimo discurso dentro de una ceremonia que superó las dos horas y media.

Algunos aseguran, en privado, que usó el puesto para promover sus intereses en Yucatán. Sería muy lamentable que el desinterés de los banqueros se hubiera puesto al servicio de cuestiones netamente particulares.

REMATE LOGÍSTICO

Como era de esperarse, la logística del evento enfrentó gravísimos problemas. El peor de ellos es que los asistentes se convirtieron en las víctimas de la disputa que no cesa, a pesar de los acuerdos, entre Humberto Gual, secretario general de ASPA de México, y Aeroméxico.

El viernes se convirtió en un verdadero drama para muchos de los convencionistas, quienes duraron hasta 14 horas para poder regresar a la Ciudad de México.

Según la versión de la línea aérea, el piloto responsable del vuelo que partiría en la noche utilizó tácticas dilatorias para que se venciera su jornada y la empresa tuviera que enviar a otra tripulación, lo que obligó a muchos pasajeros a quedarse en tierra durante larguísimas horas.

Si el objetivo de Gual y los miembros de ASPA era generar molestias en contra de Aeroméxico, les salió perfectamente. La primera reacción de quienes se vieron afectados fue preguntarse cómo era posible que la línea aérea no hubiera sido capaz de prever las necesidades de la convención, considerando que fueron un patrocinador, y que Javier Arrigunaga, incluso, fue presidente de la ABM.

Sería verdaderamente grave que, como teme la empresa, se haya tratado de una decisión del sindicato para presionar nuevamente a la línea aérea. Algo así como una toma de posición, cuando sabían que generarían muchas repercusiones.

Si, apegado al reglamento y a las condiciones generales de trabajo, el problema de tripulaciones y de equipo que afectó a estos pasajeros y fue un acto determinado por ASPA para presionar a la empresa a revisar el contrato colectivo antes de finales del año próximo, como está pactado, es verdaderamente grave.

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