Edgar Amador

Edgar Amador

13 Sep, 2021

Esta semana comienza (¿y se acaba?) el martes

Los mayores bancos centrales del mundo, empezando por la Fed, han sido más tolerantes con la inflación que sus colegas de mercados emergentes (como el Banxico o los de Corea, Turquía y Rusia), pero las cifras que serán publicadas mañana martes podrían orillar a que la paciencia se adelgace, o se agote, al punto de acelerar el inicio del retiro gradual de las toneladas de liquidez con la que el sistema fue inundado en 2020 y si los números son pésimos podría incluso acelerar la remontada de las tasas de interés.

El consenso del mercado espera que la inflación al consumidor en Estados Unidos haya brincado 0.4% en agosto, lo que implicaría una tasa anualizada de 5.3%, muy por encima del umbral de 3.0% que la Fed tiene establecido.

¿Por qué si la inflación está muy, pero muy por encima del límite tolerable la Fed no ha reaccionado retirando la plétora de liquidez con la que chorreó al sistema financiero o aumentado ya sus tasas de interés de referencia desde el 0-0.255 en dónde las tiene?

La respuesta la han dado de manera insistente los encargados de la Fed, desde su presidente, Jerome Powell, hacia abajo: la evaluación es que la economía, en este caso la de Estados Unidos, a pesar del vigoroso repunte que ha tenido desde el tercer trimestre de 2020 a la fecha, aún sigue vulnerable a los efectos de la crisis sanitaria del covid, y vale la pena admitir mayor inflación a cambio de no subir las tasas y comprometer la recuperación del empleo y la producción.

La Fed, y los bancos centrales de Europa y Japón, han podido aceptar inflación por encima de su margen de tolerancia debido a la credibilidad de la que gozan en los mercados de bonos globales, cuyos inversionistas han dejado pasar cualquier laxitud con tal de que no les retiren la colcha de abundante liquidez con la que han gozado extraordinarios retornos en Wall Street y el resto de los mercados.

Pero los datos son tercos. Recién el viernes pasado se publicaron los datos de inflación al productor de agosto, mostrando una alarmante tasa anual de 8.3%, ilustrando el efecto que varios cuellos de botella (semiconductores, productos agrícolas, metales y minerales) están teniendo sobre las cadenas de suministros.

Durante los últimos cuarenta años, cualquier presión de costos del productor ha sido posible trasladarla al consumidor final, pues tal presión de costos ha sido muy menor. O, alternativamente, ha podido ser absorbida gracias a las enormes ganancias de productividad que han posibilitado reducir los costos unitarios y, por ende, amortiguar cualquier presión de precios.

El incremento en productividad, a su vez, ha estado muy ligado a la integración de China, su fuerza de trabajo, sus insumos baratos, su vasto acervo de capital, a la economía global, lo que ha abaratado los costos del productor y los precios al consumidor final de manera consistente.

Pero la pandemia y las represalias contra China que Trump inició y que Biden ha dejado y extendido, podrían marcar un cambio de tendencia en estos dos aspectos que han sido claves para que la inflación de costos y al consumidor final haya estado ausentes las últimas cuatro décadas.

Los últimos datos de empleo, por su parte, han mostrado un dinamismo muy por debajo del esperado. Las nuevas nóminas no agrícolas en agosto subieron 250 mil unidades, contra las 750 mil que se pronosticaban, despertando la preocupación de que una mezcla de la emergencia sanitaria disparada por la variante Delta y el fin de los estímulos fiscales a familias y empresas están apachurrando la recuperación económica que tan alegremente se disparó a partir del segundo semestre del año pasado.

Hemos dedicado la mayor parte de esta columna a algunos detalles de la economía estadunidense. La explicación es sencilla: su dinamismo ha sido la principal razón para que la economía mexicana repunte con solidez y ha jalado también a otras áreas del mundo.

Estados Unidos sigue sido el motor económico del planeta, pero es algo más, pues cómo resuelva la Fed y su gobierno las encrucijadas económicas que se le presenten suelen marcar el ritmo para el resto de los países debido a la amplitud de herramientas con las que cuentan. Y esta vez no será distinto.

Síguenos en Twitter @DineroEnImagen y Facebook, o visita nuestro canal de YouTube