José Manuel Suárez-Mier

José Manuel Suárez-Mier

José Manuel Suárez-Mier

14 Feb, 2020

Hacia la elección de 2020 en EU

La victoria del socialista Bernie Sanders en la votación de New Hampshire, casi empatado con Pete Buttigieg, exalcalde de South Bend, Indiana, que por su población ocupa el lugar 308 de EU, y la implosión del exvicepresidente Joe Biden, hicieron que cundiera el pánico entre los estrategas demócratas.

La sabiduría convencional y las encuestas sustentaban que el aspirante más peligroso para Trump era Biden, por su colmillo y elegibilidad y por no aterrar al electorado con propuestas radicales, mientras Sanders y Buttigieg se consideran inelegibles, uno por extremista y el otro por bisoño.

Trump pensaba igual cuando armó la gresca con Ucrania para buscarle fango a Biden y enlodar su reputación. Para él, Sanders es el rival ideal, pues es fácil acorralarlo, pintándolo como un peligroso comunista y usando, para ello, sus propias palabras en más de cuatro décadas de asertos delirantes.

Muchos republicanos, acicateados por la Casa Blanca, se aprestan a votar por Sanders en elecciones primarias abiertas a quienes no estén afiliados al partido demócrata, como declaró que lo hará el conocido comentócrata Hugh Hewitt, acérrimo aliado de Trump.

Estrategas célebres, como James Carville, clave para llevar a Bill Clinton a la victoria en 1992, escribió un texto devastador en el Financial Times afirmando que el fin de una elección es ganarla, y que la “forma de hacerlo no es con una loca carrera a los más lejanos confines de la tierra de los zombis en la izquierda”.

Carville critica que la campaña por la nominación demócrata se volvió una feria para ver quién ofrece más servicios para todos, sin límite de gasto: cobertura de salud, educación de kínder a universidad, vivienda digna, apertura migratoria, liberación de prisioneros, y un largo etcétera.

El fracaso de los demócratas en emitir resultados de su ejercicio electoral en Iowa la semana pasada se volvió la parodia perfecta para candidatos que prometen una economía regida por su gobierno y regulada a ultranza, mientras naufragan al organizar un simple plebiscito local.

Uno de los más punzantes comentarios sobre los excesos retóricos de los demócratas lo hizo el célebre escritor George F. Will:

“…Elizabeth Warren abrazó con un fervor que sugiere desesperación y parece una caricatura de lo que hoy se llaman las ‘políticas identitarias’: Prometió que, para restaurar la integridad y la aptitud del gobierno, nombraría por lo menos al 50% de los miembros del gabinete presidencial a mujeres o personas ‘no-binarias’ (sic), y que una ‘persona joven transexual’ seleccionaría a l@s candidat@s para la secretaría de educación”.

Mientras este circo grotesco hace desfiguros, el villano de este drama, Donald Trump, celebra su absolución en el Senado de los crímenes que la Cámara baja probó que había cometido, toma revancha contra sus enemigos y goza de una creciente popularidad en las encuestas.

Los estrategas demócratas se preguntan, ¿será que sus candidatos no entienden o decidieron suicidarse para que Trump siga derruyendo su país?

 

*El autor es consultor en economía y finanzas internacionales en Washington DC y ha sido catedrático en universidades de México y EU.

 

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