José Manuel Suárez-Mier

José Manuel Suárez-Mier

José Manuel Suárez-Mier

24 Abr, 2020

México, hazmerreír de la OPEP+

Desde la semana pasada cuando relaté la relación de México con la OPEP, se han filtrado datos de lo ocurrido en la reunión virtual de sus miembros, más los países petroleros sin Estados Unidos, pero con México, en la que acordaron la cantidad que cada uno bajaría su producción para parar la caída en el precio.

Conforme a lo acordado, tocaba reducir 400 mil barriles diarios, pero el gobierno se negó a cortar más de 100 mil, lo que congeló por tres días la reunión, hasta que Donald Trump intervino para prometer que su país completaría el faltante bajando su producción.

Trump, quien carece del poder para ordenar cuánto producir a los petroleros de su país, todos ellos privados, se echó una de sus usuales balandronadas sin ninguna intención de cumplirla, pero jactándose aseguró que México pagaría más adelante sin precisar cómo.

Cuando a la postre se anunció el acuerdo, el ministro de energía saudita, que presidía la reunión, pidió con sorna a su contraparte mexicana, que había dilatado el ajuste, que le preguntara a él si aprobaba lo convenido, a lo que contestó que sí y los asistentes aplaudieron que hubiera arreglo.

La señora Nahle, que no habla inglés y no entendió nada de lo ocurrido, a pesar de la traducción, intuyó que le habían aplaudido a ella y a su país, que se negó a cooperar, y así lo informó a su crédulo jefe, que exultante proclamó: “debemos estar muy orgullosos de la fama (mundial) y grandeza de México.”

El ridículo universal del país consumado, el líder afirmó por enésima vez que seguiría adelante con sus malhadados proyectos, incluida la refinería en su terruño que ya era económicamente inviable a 45 dólares por barril de petróleo, pero ahora que los precios llegaron a ser negativos, es complemente demencial.

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¿Cómo es posible que el petróleo tenga un precio negativo? Es, simplemente, la interacción entre oferta, que ha crecido fuerte en buena medida por los frackers de EU, y a que la demanda ha caído de manera espectacular desde el inicio de la pandemia que virtualmente paralizó la economía mundial.

La mecánica de los mercados de futuros y coberturas explica por qué el precio cayó en territorio negativo por una horas, pero la tendencia bajista en el precio es indudable y será prolongada.

Ya no hay dónde almacenar el petróleo, que fluye como si la economía global siguiera su curso normal de expansión, cuando ocurre justo lo opuesto, por lo que los productores se ven obligados a no cobrar por su producto, sino a pagar para que se lo lleven, en una situación sin precedente histórico alguno.

Como habíamos pronosticado en esta columna hace meses, Pemex perdió su grado de inversión, por lo que sus bonos pasan a la categoría de chatarra, lo que obliga a los inversionistas internacionales a deshacerse de ellos y a que tarde o temprano acaben en los llamados fondos buitre, que compran tales deudas.

Es cuestión de semanas, y no muchas, para que la deuda soberana también pierda su grado de inversión, lo que desatará una salida masiva de capitales, ahondando el colapso económico del país. Pero, según el líder, y a pesar de la debacle en su principal fuente de ingresos, no pasa nada y que todos son todos felices y gozan del aplauso universal. 

 

El autor es consultor en economía y finanzas en Washington D.C. y catedrático en universidades de México y Estados Unidos.

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